El actor Carlos Álvarez, con 33 años de trayectoria, en los que ha hecho teatro, cine y televisión, dice que ha llegado a ser reconocido en la calle.

Ser visto, dice, no viene de un interés por la fama, sino que es consecuencia de su trabajo y, en última instancia, parte de su historia familiar: Soy hijo de ciegos, entonces ahí está la interpretación sicológica de por qué busco ser visto, lo que, por otro lado, explica mi fascinación por la fotografía.

El afán por la actuación lo llevó a estudiar teatro con Ludwik Margules, Héctor Mendoza y Raúl Quintanilla. Hizo muchas obras en Bellas Artes, televisión con HBO (actuó en los 13 episodios de Capadocia) y cine (trabajó en cortometrajes de Alejandro González Iñárritu y Carlos Cuarón, así como en las películas Cristiada, con Andy García, y Sin remitente, entre otras). En 1996 ingresó a Tv Azteca donde participó en telenovelas como Nada personal y El candidato, aunque hace un par de años ganó notoriedad con La fiscal de hierro y de ahí se ligó con Las malcriadas.

La televisión me permitió asociar mi nombre a la imagen. Lo reconozco: me encanta que me vean, que la gente reconozca mi trabajo. Tristemente, eso no sucede en el teatro. Sí, es muy grato que en las obras te vean cinco o 300 personas y que salgan conmovidas del foro, pero la satisfacción de que la gente prenda la televisión y te vea es algo distinto.

Por eso combina ambos foros. Mi verdadera pasión es el teatro. Esta filosofía marca el monólogo Una vez, nunca más que presenta todos los jueves en el Foro Cultural Bellescene (Zempoala 90, colonia Narvarte).

Dirigido por Alejandro César Tamayo, Carlos Álvarez se pone en la piel de Edgar Allan Poe para, a partir del poema El cuervo, plantear al espectador preguntas sobre la eterna dualidad de la vida y la muerte, la oscuridad y la luz, el bien y el mal, agonía y éxtasis.

Al final descubrimos que van de la mano: para valorar una, debes haber padecido la otra. Es una obra a través de la fusión de tres poemas y tres cuentos salpicados con detalles de su tormentosa vida.

El monólogo se presenta en temporada con funciones todos los jueves a las 21 horas, hasta el 29 de marzo, aunque se presentó por primera vez hace ya cinco años y suma más de 100 representaciones.