En enero obtuvo su primer torneo de la gira profesional en Dakota, Estados Unidos
Cuando ganas, los federativos se cuelgan la medalla aunque nunca te apoyen, dice el jugador
Lo poco que se sabe sobre la disciplina es gracias al éxito y tesón de Paola Longoria, reconoce
Jueves 22 de marzo de 2018, p. a14
Sólo duró unos segundos, pero mientras recibía el trofeo de vencedor del torneo Lewis Pro-AM en Dakota, el mexicano Alejandro Landa tuvo una visión en ráfaga. Vio los portazos que recibió en la cara y las esperas interminables en los despachos de posibles patrocinadores que nunca se dignaron a recibirlo, también recordó las promesas de llamadas que nunca ocurrieron cuando solicitó apoyos para competir en la gira profesional de raquetbol en Estados Unidos, y enseguida pensó en aquellos federativos que sin brindar apoyo hablan del éxito ajeno como si fuera propio.
Todo eso le pasó por la mente el domingo 21 de enero de 2018, mientras se le escapaba alguna lágrima de euforia al ganar su primer torneo de la gira profesional de raquetbol, después de años de luchar sin tregua para conseguir un lugar entre los mejores.
Landa cuenta esta experiencia desde El Paso, Texas, donde vi-ve desde hace años. Hizo una pausa en sus actividades, laborales no deportivas, porque todos los días tiene que levantarse para trabajar en la empresa familiar. El raquetbol es su pasión, pero la gente difícilmente vive de ella.
No es un triunfo cualquiera, Alejandro consiguió ascender en el ranking –hoy está en el tercer puesto–, labor admirable si se atiende que en la temporada que empezó en septiembre de 2017 estaba ubicado en el lugar 25.
Justa de gran tradición
Casi nadie en México lo llamó para conocer esa victoria en uno de los torneos que –cuenta– es uno de los que tienen mayor tradición en la gira profesional. No es un Grand Slam, pero está en el peldaño siguiente.
El raquetbol no es muy conocido
, dice Alejandro, pues más allá del estruendo que ha provocado por méritos propios Paola Longoria, la mejor en su rama, poco se sabe de los otros mexicanos que ocupan puestos privilegiados en las clasificaciones femeninas y masculinas, y que copan los podios en cada cita.
Como nuestro deporte no es olímpico, no tiene mucha proyección
, dice Alejandro, y suelta con cierta ironía: Muchos lo confunden con el squash
.
Salvo los que están en la cima de las clasificaciones –explica–, que son quienes atraen el interés de los grandes patrocinadores y los apoyos institucionales, los demás deben ser ingeniosos para costear sus temporadas, que van de septiembre a mayo, en Estados Unidos, y cuyo costo por competencia es de alrededor de mil 500 dólares. Por eso Landa siente malestar al recordar su victoria solitaria.
La Federación en México ni se ha acercado, ya no digo para apoyar, sino siquiera para felicitar
, afirma Alejandro, campeón panamericano en singles y dobles; pero eso sí, cuando hablan de los triunfos del raquetbol se cuelgan la medallita que a ellos ni les costó
.
El lastre de no ser un deporte olímpico pesa en las carreras brillantes de estos mexicanos dedicados con pasión al raquetbol, uno de los pocos deportes donde en las finales internacionales suelen competir representantes de este país.
Nosotros, mujeres y hombres, entregamos mejores resultados que otros deportes olímpicos
, dispara Alejandro.
Si se sabe más de esta disciplina en México –reconoce Alejandro– es por el tesón indiscu-tible y el éxito avasallador que Paola Longoria tiene desde hace años, como la número uno inamovible en su rama y una de las más ganadoras en la historia del deporte mexicano.
No he podido dedicarme de tiempo completo al raquetbol
, lamenta, “porque debo trabajar, no es excusa, pero si pudiera dedicarme completamente a la temporada tendría más torneos ganados y mejor posición en el ranking, de eso no tengo duda”.
A pesar del tiempo compartido, ya está dentro del top cinco; con la victoria el torneo Lewis Pro-AM, en Dakota, refuerza su ambición de terminar esta temporada entre los mejores. No es descabellado, si se considera que remontó casi 20 posiciones.
Un día, Paola Longoria fijó su ambición en vencer una vez, sólo una, a su némesis Rhonda Rajsich. Lo consiguió para prácticamente volverse invencible. De forma análoga, Landa ha puesto la mira en derribar del primer puesto de la clasificación al canadiense Kane Waselenchuk.
No he logrado mucho, todavía
, dice Alejandro; este triunfo es apenas un pedacito de lo que puedo lograr. Lo que quiero es una meta y un sueño a la vez
.