Revalorar el legado que dejaron al país los Juegos Olímpicos de México 68 fue uno de los temas que atrajeron la atención de los jóvenes emprendedores en el foro de innovación de la industria deportiva, Sport Innovation Summit #SiSMexico2018, donde medallistas olímpicos compartieron sus experiencias en la justa, así como los aportes al olimpismo y al deporte mundial.

Maritere Ramírez, ganadora de la medalla de bronce en 800 metros libres, recordó que a pesar de que los deportistas estaban ajenos a los movimientos sociales de ese entonces, y a su corta edad, 14 años, también enfrentaban una lucha por sus ideales en los primeros Olímpicos que se realizaban en un país que no es del primer mundo.

En México 68 se dio a conocer mucho de la cultura y de la capacidad del país. Era una gran responsabildad y hubo que demostrar, así que se realizó un trabajo en equipo y se logró el gran objetivo. Es importante saber que no hay nada imposible, destacó Ramírez, una de los medallistas que asistieron al foro junto con Felipe Muñoz y los boxeadores Agustín Zaragoza, Joaquín Rocha y Juan Paredes.

Horacio de la Vega, titular del Instituto del Deporte de Ciudad de México, destacó las múltiples acciones programadas para conmemorar los 50 años de la cita olímpica en esta ciudad que el ex pentatleta se ha propuesto convertir en Capital del Deporte.

De la Vega ilustró a los jóvenes sobre los aspectos innovadores en México 68, que de entrada maravilló por la arquitectura de las instalaciones, dirigidas por Pedro Ramírez Vázquez, y fueron los primeros en contar con simbología y logotipos.

Ennumeró que fue la primera cita olímpica en un país hispanohablante y en Latinoamérica; pionera en la organización de una Olimpiada Cultural alterna; en la aplicación de exámenes antidopaje; los primeros Juegos transmitidos en televisión a color; se produjeron 64 nuevos récords debido a algunos avances tecnológicos, como el uso del tartán en la pista de atletismo y el cronometraje electrónico.

Fue la primera vez que una mujer, Enriqueta Basilio, encendió el pebetero olímpico, así como la presencia de la raza negra cuando los afroamericanos Tommie Smith y John Carlos levantaron la mano con el puño envuelto en un guante negro al subir al podio mientras se escuchaba el himno estadunidense.