Vive Latino 2018: muy bien en escenarios, muy mal con la gente
umbo a las dos décadas de existencia (la primera edición fue en 1998, pero en 2001 no hubo, así que la vigésima edición será hasta 2019), el Festival de Cultura Iberoamericana Vive Latino sigue latiendo fuerte desde dentro, gracias sobre todo al entusiasmo de los asistentes, que van rotando de edad y energía, así como a la incansable creación de los músicos mexicanos, entre muchos otros de habla hispana, y uno que otro invitado anglosajón. Aunque sus productores siguen integrando actos locales algo gastados, continúan emanando luces sonoras que deslumbran y demuestran lo suyo arriba de esa prueba máxima que es el gran escenario.
Musicalmente, Vive Latino edición 19 (17 y 18 de marzo pasados en Foro Sol), con 80 mil asistentes, tuvo como tendencia clara un marcado gusto por el hip hop / R&B, empezando por Gorillaz y pasando por Residente, Cartel de Santa, Mala Rodríguez, Kase O, La Banda Bastön, Sabino, e incluso por Kali Uchis, Pussy Riot y los veteranos de Molotov. Aunque igual muchos otros artistas y ritmos marcaron pauta.
Sin embargo, hubo partes oscuras. Fuera de escenarios, el numeroso robo de celulares volvió a ser una plaga de la cual Ocesa debiera hacerse aún más responsable. Los altos precios en comida y bebida traían hambreada y sedienta a la banda y el sistema de prepago no fue óptimo: las pulseras se acabaron y si quedaba sobrante, el rembolso no era fácil de recuperar. Otra falla terrible fue la insuficiencia de sanitarios, como no se vio antes, a niveles indignos de hacinamiento y suciedad (de forma personal, quisiera denunciar el maltrato injustificado del cual fui objeto, por parte del personal de la empresa organizadora, acá: patipenaloza.blogspot.mx).
Sábado 17
Dejaron de existir los días de gente arrojada el cielo por tapetes y el fashion exagerado. La edad de los asistentes se elevó y ya llevan a sus hijos. La producción y sonido mejoraron. Aunque pocos, ya hay puestos gratuitos de agua. El sábado hubo menos audiencia que el domingo, pero tuvo lo suyo.
El excéntrico inglés Morrissey dio la nota alta con su hermosísima voz de crooner y un repertorio muy para fans: seis del Low in High School (2017), hits como How Soon is Now, Suedehead, Everyday is Like Sunday, Jack the Ripper y covers como Judy is a Punk de los Ramones: un show apacible, nada complaciente, con mensajes contra la tauromaquia y la represión. La colombiana Kali Uchis estuvo magnífica con su sensual voz y sus ritmos electro-souleros. El británico Noel Gallagher cumplió con su rocanrol adusto, cuya mitad de set son rolas de Oasis. El electro-pop de los suecos de Little Dragon estuvo agradable. De México: Titán, espectacular con su electrónica-rock-cósmica; Enjambre, con gran presencia y pasión, cada vez mejores; revuelo y euforia con Panteón Rococó y Molotov; frescura espacial con Vaya Futuro; buena sorpresa bluesera, el palomazo
con Memo Briseño, Bon, Marcelo Lara, José Areán y Cecilia Toussaint; otros destacados: Centavrvs, Paté de Fuá, Amandititita, María Daniela. De Argentina, alegría desbordada con Él Mató a un Policía Motorizado y con Francisca y los Exploradores vs Juan Ingaramo. De Ecuador/ EU: Nicola Cruz.
Domingo 18
Muy lejos de todo en cuanto a calidad, expectativa y comunión con un público que atascó arena y gradas del escenario principal, fue Gorillaz, con el genio orquestador londinense Damon Albarn al frente, quien con un concierto alegre y explosivo, de alto groove negro, lleno de hip hop, R&B, soul, rock, funk y pop, proyecciones de los personajes animados creados por Jamie Hewlett, así como cantantes y raperos de lujo como De la Soul, Peven Everett, Pauline Black, Jamie Principle, Bootie Brown y Little Simz, entregó el alma: Son un país increíble, con un espíritu único
, dijo Albarn conmovido (setlist: https://bit.ly/2HXtBon).
De EU, el hard-rock de Queens of the Stone Age sonó potente, aunque predecible. De Puerto Rico, el hip hop pensante de Residente estuvo tremendo, con banda de rock de primera (Thomas Pridgen, ex Mars Volta, en batería). De Rusia, Pussy Riot y su techno fiero, devino acto político, al denunciar el alto número de feminicidios en México. De España, enorme, inteligente, el rapero Kase O; arrancando suspiros, la aguerrida Mala Rodríguez. De Argentina, Fito Páez incendió locos corazones, con un show más rocker, sin piano de cola, tocando guitarra. De Chile, histórico fue el folk sicodélico de los septuagenarios de Los Jaivas. De Colombia, re-lindo el electro-pop de Elsa y Elmar. De México, lo más bello, fino y prometedor fue el indie-folk de El David Aguilar, con Natalia Lafourcade de invitada; también Sabino, gran letrista, y su rap sin clichés, con LNG/SHT de convidado; acogedor, el ensamble Hay un Nosotros, en honor a los damnificados del terremoto del #19S (Jaime López, Alfonso André, Ely Guerra, Álex Otaola, entre otros). Más destacados: La Gusana Ciega, San Pascualito Rey, Gran Sur, Sergio Arau, El Haragán, Tito Fuentes, Sierra León.
Twitter: patipenaloza