México enfrenta múltiples desafíos en la renegociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), no sólo de la balanza económica, sino también de las condiciones del empleo, como la necesidad de modificar la política de bajos salarios que ha mantenido por 40 años, afirmaron especialistas en temas laborales, por lo que será central la política pública que defina el Estado mexicano en la materia.

En el Seminario El Trabajo en el Marco de las Negociaciones del TLCAN, convocado por el Colegio de México (Colmex), Graciela Bensusán y Alicia Puyana, expertas en temas laborales, destacaron que más allá del discurso de Donald Trump, sobre la pérdida de empleos en Estados Unidos, tras la firma del tratado –que este año cumple 25 años– quienes pagaron el mayor costo en salarios, beneficios y mejor calidad de vida fueron los trabajadores mexicanos,casi siempre en beneficio del capital extranjero.

Bensusán, catedrática de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso)-México, señaló que los bajos salarios están asociados con 18 por ciento de la pobreza en el país, pues la política del salario mínimo tuvo un efecto de arrastre hacia abajo en los contratos laborales en las empresas multinacionales.

Agregó que pese a las promesas, cuando se firmó el TLCAN de que mejoraría el empleo, éste ha seguido creciendo en el sector tradicional, pues la microempresa ocupa a 48 por ciento de los trabajadores, pero se reporta una alta tasa de empleos informales.

Gustavo Vega, investigador del Colmex y especialista en las relaciones México-Estados Unidos, asentó que en 1993, cuando se firmó el TLCAN, “hubo muchas tensiones entre Canadá, Estados Unidos y México para firmar acuerdos en materia laboral.

Al final, debido a la presión social y política, se incluyó en un capítulo adicional, pero no como parte del tratado, lo cual derivó en la aplicación de medidas que no fueron suficientes para alcanzar una verdadera regulación.

Alicia Puyana, profesora-investigadora de Flacso-México, indicó que ante la cambiante y amenazante postura de Trump, es necesario “identificar la orientación que ha de seguir el país en el mediano y largo plazos, de acuerdo con los intereses nacionales. La trayectoria de la economía nacional debe fundamentarse en el crecimiento sostenido y sustentable, con el fin de revertir la caída de la mano de obra en la distribución funcional del ingreso, dinamizar la demanda interna y reducir la desigualdad.