En el fin de semana inició el ajetreo en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) y centrales camioneras capitalinas por las vacaciones de Semana Santa y Pascua. Hay familias que llegan a las terminales con más de tres horas de anticipación para evitar perder sus vuelos o alcanzar lugar en autobuses.

Pablo Mejía viajó ayer junto con su esposa y dos hijas a las grutas de Tolantongo, en Hidalgo. Aunque tenía programado dejar la capital del país a las 11 de la mañana, debido a la demanda no alcanzó lugar en la corrida de esa hora y tuvo que esperar el de las 13:00 horas.

La familia Pérez corrió con la misma suerte, pues su intención era salir en el autobús de las 10 de la mañana hacia Acapulco, pero sólo alcanzó el de las 15:00 horas. Sin embargo, otros viajeros más, previendo que miles de vacacionistas abarrotarían las centrales camioneras, llegaron con tres horas de antelación.

En el aeropuerto capitalino se estima un aumento de 15 por ciento de viajeros en este periodo vacacional. Aunque se espera que el flujo de personas aumente en la semana, usuarios han reportado ya desorganización en el área de migración y algunos han perdido sus vuelos porque las aerolíneas los cierran hasta con hora y media de anticipación.

El vuelo rumbo a Cancún de Erick González y su familia estaba programado a las 12:15 horas, ellos llegaron a las 11 y ya no pudieron abordar. Nos dijeron que el vuelo lo cierran una hora y media antes de que despegue. En las pantallas para imprimir el pase de abordar, el avión ya estaba lleno. No había lugar, platicó en la Terminal 1 del aeropuerto capitalino.

Por esto perdimos un día de vacaciones que ya teníamos contemplado, manifestó.

Argelia de León viajó de Chicago a Ciudad de México, donde tenía conexión para llegar a Tampico, Tamaulipas, pero perdió su vuelo de las 8 de la mañana. Explicó que en el área de migración estuvo una hora debido a la gran cantidad de gente que se encontraba ahí, pero sobre todo a la desorganización. Explicó que no todo el personal atendía de manera eficiente, además muchas personas no llevaban su forma de ingreso llena de manera correcta y las regresaban.

Al salir, perdió tiempo buscando los mostradores de su aerolínea y veinte minutos antes de que saliera su vuelo, el personal le informó que ya no podía abordar, le asignaron otro a las 10 de la noche y por ello le cobraron mil pesos más.

Giselle Quevedo llegó ayer de Colombia y su arribo no fue precisamente agradable, expresó. En migración, por el tema de que venía sola, me tuvieron más de 20 minutos preguntándome sobre toda mi vida. Además, el personal es tosco en el trato con la gente.