Ignacio Beristáin, entrenador responsable de decenas de campeones mundiales, no es partidario de mandar a la hoguera a quienes han dado positivo en pruebas antidopaje por clembuterol. Prefiere evitar el linchamiento, pero es firme cuando sostiene que tampoco pueden eludir su responsabilidad –atletas y sus equipos– cuando arrojan rastros, aunque sea mínimos, de esa sustancia prohibida en el deporte.

Es sospechoso que en todos los casos de positivo de clembuterol siempre le echen la culpa a las vacas, dice Beristáin, también entrenador integrante del Salón de la Fama del Boxeo.

Cualquiera que se dedique de manera profesional al deporte está expuesto a cometer algún error, ataja; no quiero calificar de irresponsables a los que pasan por estos casos, pero generan sospechas al culpar siempre que fue carne, que un caldo de res.

Antes de Saúl Canelo Álvarez, en el boxeo mexicano han destacado los casos de positivo por clembuterol de Francisco Bandido Vargas, Érik Terrible Morales y Luis Pantera Nery –en este caso fue zilpaterol–, todos lo atribuyeron a consumo de carne contaminada.

Bandido Vargas, por ejemplo, fue autorizado a pelear, pero bajo vigilancia estricta y condicionado a que si aparecía otro positivo sería sancionado con severidad.

Hace unos días algunos periodistas en Estados Unidos han sugerido que la pelea del 5 de mayo contra Gennady Golovkin podría estar en riesgo, tras la suspensión temporal de Canelo hasta la audiencia del 10 de abril. Incluso algunos peleadores han levantado la mano en caso de que busquen un sustitito para el Canelo.

“Si los reglamentos tienen contemplado castigar esas infracciones –considera Bersitáin– que se aplique, pero que al Canelo se le sancione con el mismo rasero que a los otros, hay antecedentes de que se les permite pelear cuando los niveles son bajos por comer carne, que se le sancione igual y no de forma excesiva.”

Beristáin tiene larga experiencia en preparar peleadores para pelear en Estados Unidos y que son sometidos a los controles que aplican las distintas comisiones en aquel país. Por eso, asegura que todos sus boxeadores están advertidos que no pueden comer carne roja cuando tie- nen una pelea en puerta.

La experiencia con especialistas en nutrición, preparación física y medicina deportiva no ha sido afortunada para el veterano entrenador, por lo que Beristáin prefiere tener el control absoluto.

Aunque me critiquen por mi carácter y porque soy exigente, dice Beristáin, pero así trabajo y me da buenos resultados.

Beristáin trabajó sin contratiempos con Juan Manuel Márquez, Daniel Zaragoza, Gilberto Román y Jhonny González, entre otros de sus peleadores más cercanos. Por tal razón su postura transpira cierto clasicismo, para el entrenador un peleador destacado y ejemplar se forma con discipli-na y así conduce toda su carrera.

“Canelo es un peleador fuerte que se prepara bien. No necesitaría de ayudas contra lo que permite un reglamento. Esa pelea no debe peligrar.”