De 2012 a enero de 2018 han desertado 9 mil 425 elementos del Ejército y la Fuerza Aérea, según un reporte de bajas de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

De acuerdo con el documento Estado global del personal del Ejército y Fuerza Aérea mexicanos, esa deserción tuvo un ligero descenso en dicho periodo, ya que de 2 mil 505 casos reportados en 2012, en 2017 bajó a mil 147. En el primer mes de este año se registraron 118.

El texto no determina el total por mes. De dicha cifra la mayoría corresponde a 2012, en la administración federal encabezada por Felipe Calderón.

A pesar de los cerca de 10 mil casos de deserción reportados en los pasados seis años, el número es menor que en el gobierno calderonista, cuando llegó a 42 mil 986.

El Código de Justicia Militar estipula que un elemento que falte o abandone sus labores será sancionado por deserción, con castigos de van de un mes a siete años de prisión, y con agravantes como llevarse armamento asignado, entre otras.

El documento, publicado por la Sedena, señala que en los seis años anteriores 5 mil 737 elementos solicitaron baja de forma voluntaria, 642 fueron removidos por mala conducta y 378 por quedar incapacitados a consecuencia de acciones relacionadas con su encomienda y establecidas en el artículo 24 de la la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas.

En ese lapso han desaparecido 212 militares; sin embargo, desde 2015 ya no se ha documentado ningún caso nuevo.

En enero pasado la Comisión Permanente del Congreso de la Unión emitió un punto de acuerdo, en el cual alerta sobre un bajo número de elementos considerando el tamaño del territorio nacional.

En el texto, remitido a la Sedena y a las secretarías de Marina y de Gobernación, pide conocer en detalle el número de deserciones y deserciones equiparadas. Señala que desde 2013 la Auditoría Superior de la Federación sostuvo que la disponibilidad de personal militar en el país es realmente baja, pues en promedio existía un soldado por cada 10.5 kilómetros cuadrados de territorio nacional, lo que evidenció una cobertura pobre en comparación con otros países, donde el promedio es de un militar por cada 7 u 8 kilómetros cuadrados.