Octava Muestra Internacional de Jazz
istóricamente, los festivales de jazz en México van y vienen, no tienen continuidad (con excepción del instituido por Francisco Téllez en la Escuela Superior de Música, que está por celebrar su edición 47); es un mal endémico con razones tan simples como patéticas: la mayor parte de estas fiestas son auspiciadas por servidores públicos que, al igual que los festivales, van y vienen sin pudor alguno, funcionarios culturales –o analfabetos funcionales– beneficiarios del compadrazgo o el dedazo sexenal. Este país se reinventa en cada sexenio.
Por fortuna, y a iniciativa de asociaciones civiles y melómanos independientes, las cosas empiezan a cambiar. Nadando siempre contracorriente, gente como Jorge Flores Saldaña (Chiapas), Gil Cervantes (Jalisco), Óscar González (Nuevo León), Arturo Caraza (Veracruz), Eddie Schwarz (CDMX) y otros tantos obcecados, documentan día a día nuestro optimismo.
En medio de todo esto, destaca la octava edición de la Muestra Internacional de Jazz, un esfuerzo al alimón de dos jazzófilos irredentos: Armando Báez (Musbi, AC) y Juan Perches (Hermes Music). La muestra despunta porque además de la intensidad y la pasión de todo melómano, Armando y Juan agregan a su proyecto fuertes dosis de profesionalismo en la producción y el concepto. El elenco ha sido siempre de primera línea y el escenario es arropado con luces y sonido de inmejorable factura.
La octava Muestra Internacional de Jazz se llevará a cabo, con acceso gratuito los días 12, 13 y 14 de abril, a partir de las seis de la tarde, en la plaza del Monumento a la Revolución de Ciudad de México. “Van Waldo Madera, Roberto Aymes, Bob Sands –nos comenta Armando Báez–; éste es uno de los saxofonistas más importantes de Estados Unidos que vive en España, y lo va a acompañar la big band del maestro Chucho López; va Javier Nandayapa con un concepto jazzístico que incluye la marimba; van Dannah Garay y Héctor Infanzón, también con un concepto de big band. Creo que el público va a disfrutar mucho de este elenco.
Nosotros somos los creadores del concepto y nos da mucho gusto demostrar que el jazz mexicano, con algo de otros países, puede llenar las plazas públicas. Iniciamos en el Teatro de la Ciudad, después nos fuimos al Jardín Hidalgo en Coyoacán; el año pasado estuvimos en Chapala, y ahora llegamos al Monumento a la Revolución, una de las plazas emblemáticas de nuestro país.
“Nosotros entramos a la Muestra en la quinta edición con algunos patrocinios –agrega Juan Perches–, y a partir de la sexta, que fue la de Coyoacán, pusimos ya toda la producción y dimensionamos la exposición a otro nivel, porque el festival se alargó a tres días, y no dos, como lo venían haciendo; también aportamos talento.”
“La dignificación del festival al hacerlo con una gran producción tiene mucho sentido –continúa Perches–; primero, porque es un respeto al público, porque muchas veces a éste se le trata como ignorante, pero si le entregas un festival de jazz con la dignidad que se merece, lo disfruta, le da otro valor y otra dimensión. Y hay que tratar con respeto también a los músicos, porque muchas oficinas de cultura en el país les dicen que les dan oportunidad de ir a tocar a sus festivales, pero gratis.
La Fundación Hermes Music, organiza programas de educación gratuitos para comunidades indígenas, niños de la calle, así como asociaciones civiles, y además de los programas educativos les damos los instrumentos musicales. Pero ahora estamos metidos en esta Muestra Internacional de Jazz, porque estamos viendo una evolución muy interesante en la que se hace en todo México. El jazz se ha ido regionalizando en cada país donde hay propuestas, y desde los años 60, en nuestro país se ha dado un estilo mexicano. Enrique Nery hizo tres álbumes brutales de México para el mundo, y eso por mencionar sólo un ejemplo.
Buen provecho.