Sierra de Guerrero.

Familias de la zona centro de la Sierra Madre del Sur que tienen como única o principal actividad económica la siembra y cosecha de la amapola enfrentan graves pérdidas debido a que sus plantíos fueron destruidos por el Ejército Mexicano. Los pobladores, que integran la Unión de Comisarios por la Paz y el Desarrollo del Estado, manifestaron que están dispuestos a cambiar de actividad “si de verdad el gobierno nos da proyectos productivos para ‘sacar a la gente de la barranca’. No queremos que sólo nos den chivos o puercos, que en unas semanas se acaban”.

Pidieron a los candidatos a la Presidencia de México, así como a diputados federales y senadores, que contemplen en su agenda la posibilidad de legalizar la siembra de amapola para que puedan realizar libremente lo que representa su principal fuente de ingresos. Lo anterior, durante un recorrido de La Jornada por algunos pueblos de los municipios de Chilpancingo, Heliodoro Castillo, Leonardo Bravo, Eduardo Neri, en la zona centro; y Atoyac de Álvarez, en la Costa Grande, que integran dicha unión.

Cerca del poblado Xochipala, municipio de Eduardo Neri, fue posible observar un convoy formado por 12 camiones repletos de soldados y unas 10 patrullas de la policía, que sumaban unos 500 efectivos que en ese momento se adentraban en la serranía. Esto huele a otra putiza para los pueblos, dijo el comisario de uno de los poblados.

La economía, por los suelos

Otro lugareño subrayó que los campesinos están muy preocupados porque no han vendido su producción de goma de opio en la sierra la economía está por los suelos. Sólo se vendieron 20 de las cien toneladas de goma de opio (obtenida de la amapola y que es base de la heroína) producidas en la región. Explicó que las escasas ventas van a durar hasta agosto. El Ejército empezó a fumigar los campos desde enero y todavía continúan. Andan los helicópteros fumigando y agarran parejo, lo mismo plantíos que árboles y gente.

En otra localidad, un labriego colocó sobre un tronco su producción: Miren, estas tres bolsitas (de goma de opio) pesan kilo y medio. ¿Saben cuánto es de dinero?, hoy si lo vendo me pagarán 16 mil pesos; el año pasado hubieran sido 40 mil pesos. Y suponiendo que le invertí 10 mil pesos, incluido el pago de los peones, pues no voy a ganar nada, al contrario, voy a perder.

Recordó que en los años recientes el kilo de goma de opio se cotizó hasta en 25 mil pesos. Ahora está en 8 mil. Y es apenas de la cosecha de riego de enero a abril; ahora viene la de temporal, de junio o julio a septiembre.

Para estas fechas, anota, toda la producción, que es de riego, ya se había vendido, y es la más cotizada. No tenemos el cálculo exacto de cuántas hectáreas fueron fumigadas, y mucha gente adulta resultó afectada también.

“En el estado de México se dedican a sembrar flores, porque son buenos para eso. Aquí en la sierra hay orquídeas, alcatraz amarillo, cada flor se vende a 10 pesos. La sierra de Guerrero no necesita ‘mejorales’, necesita proyectos para trabajar…para vivir”, planteó.

Refirió que sólo en la zona centro de la sierra de Guerrero trabajan unas 15 mil familias en la siembra y cosecha de amapola, y más de 50 mil desde Vallecitos de Zaragoza hasta Chilpancingo, y son cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

En la plática intervino otro vecino, quien propuso que el gobierno mexicano “le haga como en España, allá la siembran en la parte alta de la sierra. Trabajan más de mil 500 personas, cuentan con laboratorios y por eso el producto cumple con los requerimientos de calidad.

Sabemos que allá no hay problemas, el kilo de goma lo pagan a 20 mil pesos, se les cobra el impuesto, todo bajo la supervisión del Estado, ¿qué aquí nosotros somos más pendejos?, ¿por qué en México no se hace lo mismo?.

Para que se den una idea: “de un cuarto a media hectárea obtienes una producción de 10 a 12 kilos de goma. En la sierra, 80 por ciento de los productores sembramos apenas un cuarto de hectárea, y cuando bien nos va obtenemos 5 kilos de goma.

Le tienes que pagar al peón 200 pesos por una jornada de trabajo, de las 9 de la mañana a las 5 de la tarde, más las comidas, pero cuando hay presencia del gobierno (los soldados) cobran de 250 a 300 pesos, porque tienen miedo que los detengan.

“Ya no es un secreto a voces que aquí en la Sierra de Guerrero, vivimos de esto (siembra de amapola), y el gobierno lo sabe; cuando vienen los soldados de Puebla o Durango la mayoría les tratamos de explicar, hay que reconocer que no quisieron recibir dinero que les ofrecimos y por eso destruyeron la mayoría de los plantíos desde Atoyac hasta Leonardo Bravo, pasando por Chilpancingo. Vienen, destruyen y se van.

Aquí en la sierra se tiene la idea de que “si se legaliza la siembra de amapola, habrá estabilidad, habrá empleo, escuelas, hospitales, y sobre todo habría paz. El estado de Guerrero bien podría ser ejemplo de que sí se puede utilizar el producto para uso medicinal.