La actividad física y deportiva empieza a recuperarse en la zona de frontones de la UNAM. Al margen de que el narcomenuedeo se haya terminado o emigrado a otros puntos de Ciudad Universitaria, un dispositivo de seguridad se ha implementado en el ahora denominado Complejo Deportivo del Campus Central, cercado con una malla metálica, cámaras y alumbrado inteligente, y está patrullado por vigilantes en cuatrimotos, pero, sobre todo, es utilizado por la comunidad que lo demanda.

Estudiantes, docentes y personal que antes debían ser cautos al circular por la zona, jóvenes que temían dejar su mochila al lado de las canchas para jugar una cascarita, encestar algún balón o probar sus destrezas a mano en los frontis, tienen un panorama diferente.

Caminos verdes trazados para bicicletas y transeúntes conectan en el espacio, construido hace más de 60 años, desde la mítica alberca y el estadio ‘Tapatío’ Méndez, hacia los frontones de cantera que asemejan templos ancestrales, hasta el majestuoso Frontón Cerrado, pasando por múltiples canchas de futbol americano, basquetbol, futbol, futsala, voleibol, balonmano, badmington, y descansos en los que se ofrecen activaciones físicas desde las 7:00 horas.

Durante la mañana llegan los primeros practicantes, pero a partir del mediodía, los campos son un recreo total.

La mayoría son practicantes de las disciplinas deportivas organizadas y de competencia que la UNAM ofrece en este y otros puntos de Ciudad Universitaria, pero también es una zona donde el alumnado puede activarse por propia cuenta o experimentar en dinámicas ocasionales organizadas por una marca deportiva que abastece al deporte puma de equipamiento, actividades que iniciaron en la zona de Las Islas para competir con la venta y el consumo de sustancias.

Es una zona en la que había una problemática ajena a la Universidad, que nos preocupaba mucho. Hoy se puede constatar que el ambiente es otro, es así todos los días; la verdad es que la recuperación de este espacio era muy importante para la Universidad, y sobre todo para la comunidad, porque este es un espacio que está destinado para los universitarios, para nuestros alumnos, precisamente, asentó Alejandro Fernández, director de Actividades Deportivas y Recreativas de la UNAM.

En este complejo, uno de los espacios donde se practica deporte dentro de Ciudad Universitaria, la participación del alumnado se ha incrementado, afirma el dirigente.

Pero no debemos bajar la guardia. Nuestra matrícula es superior a los 250 mil alumnos. Lo vemos reflejado en los contingentes que trabajan para la Universiada y la Olimpiada Nacional, dijo, y recontó que en los procesos selectivos en las etapas regional y estatal, son alrededor de 2 mil 400 alumnos los que representan a la Universidad.

“Luego tenemos alrededor de 25 mil alumnos adicionales que representan a sus entidades académicas, facultades y escuelas. Ese digamos que es el grueso del deporte formativo universitario, que estaríamos calculando un 10 por ciento de la matrícula, y que aspiraríamos a más.

En cuanto a programas de activación física, de cultura física, sí alcanzamos el año pasado a 200 mil de nuestros alumnos, pero vamos por todos, sostuvo Fernández.

La máxima casa de estudios inició en 2017 el Programa de Becas para los Deportistas de Equipos Representativos, que con base en el rendimiento académico y deportivo beneficia a 783 alumnos, y están aprobadas mil 37 nuevas becas a partir del segundo semestre de 2018.