Las candidaturas que ha dado Morena a personas provenientes de otros partidos, como el PRI, o que han sido cuestionados por su desempeño en cargos públicos, ha generado inconformidades internas en los estados.

En algunos casos, estos diferendos se han hecho evidentes en mítines del abanderado presidencial, Andrés Manuel López Obrador, como ocurrió recientemente en Valle de Chalco, estado de México, con el ex alcalde Luis Enrique Martínez Ventura, quien ahora es aspirante a diputado federal, o en Durango, cuando intentó hablar la ex priísta Marina Vitela, quien busca ser diputada local, y fue recibida con rechiflas y abucheos.

Por otro lado, la semana pasada hubo una serie de protestas por la presunta imposición de personas ajenas al partido como candidatos. Entre ellos, los ex panistas Juan Rodolfo Sánchez y Gabriela Gamboa, como abanderados a alcaldes de Toluca y Metepec, estado de México, respectivamente; así como Anthony Domínguez Vargas a la presidencia municipal de Tejupilco, de pasado priísta.

En Veracruz, también hubo quejas por la inclusión de la ex priísta y ex pevemista Mónica Robles Barajas en el sexto lugar de la lista de plurinominales a la diputación local.

Un caso más es el de Víctor Hugo Govea, para la alcaldía de Apodaca, Nuevo León, ex subsecretario del Trabajo en el gobierno de Jaime Rodríguez Calderón y quien ha denunciado ser víctima de persecución política, luego de que obtuvo una suspensión contra la inhabilitación por cinco años del servicio público, que le impuso el Congreso local por mandato de la Auditoría Superior del estado, al señalar que ostentaba el cargo sin título profesional.