Increíble
i algo define a este régimen estadunidense es el volumen sin precedente de mentiras y engaños. Pero lo más asombroso es que ha logrado que eso no tenga ninguna consecuencia... por ahora.
La semana pasada, otras dos mentiras (hubo más, pero estas fueron las más comentadas) se sumaron a la larga lista, algo poco novedoso, más allá de que como ya se han acumulado tantas el propio presidente y sus servidores se hicieron bolas entre sí. En su primer acto público para defender a su viejo cuate, Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York y recién contratado abogado del presidente, declaró públicamente que Trump –quien lo había negado tajante– sí sabía del pago de 130 mil dólares hecho por su abogado privado Michael Cohen a la actriz porno Stormy Daniels, a cambio de su silencio sobre una aventura sexual poco antes de la elección de 2016. Más aún, reveló que Trump había rembolsado el dinero a su abogado, pero aseguró que los fondos no provenían de la campaña (lo cual sería un delito).
Preguntado sobre lo dicho por su abogado, Trump afirmó: no estamos cambiando ninguna historia
sobre esto, y reiteró que no sabía del pago, y que Giuliani apenas había empezado a trabajar el día anterior, y que necesitaba poner en orden sus hechos
. Giuliani después intentó corregir afirmando que Cohen había hecho lo necesario por proteger a la familia del mandatario ante las falsas acusaciones de Daniels, y que el presidente no estaba enterado de los detalles. Acto seguido, Giuliani calificó sus propias declaraciones anteriores de rumores
, y explicó que apenas había empezado a trabajar en estos asuntos, hace un par de semanas (y no el día anterior, como afirmaba su jefe). Dijo no saber si Cohen pagó a otras mujeres por lo mismo. A la vez, el New York Times reportó que Trump sabía del pago a la actriz porno meses antes de que lo negó en entrevistas con reporteros. Ahora se requiere de una guía para saber quién dijo qué y cuándo.
Mientras tanto, la semana pasada el ex doctor personal de Trump sorprendió a todos cuando reveló que su declaración de que el entonces candidato gozaba de perfecta salud había sido dictado por su paciente. O sea, ni eso tiene credibilidad.
Para los comediantes este gobierno sigue siendo un regalo de los dioses, ya que, como comentó uno de ellos, “el material casi se escribe solo”.
Hay tantas mentiras, engaños y distorsiones que el Washington Post mantiene un proyecto permanente que registra en una lista cada afirmación falsa o engañosa del gobierno de Trump. Hasta la más reciente actualización, el primero de mayo, el conteo ya llegó a un total de 3001 en los 466 días desde que Trump llegó a la Casa Blanca, un promedio de 6.5 afirmaciones falsas o engañosas por día. Vale señalar que desde que ingresó a la Casa Blanca, una mayoría de estadunidenses siempre lo han calificado de deshonesto y poco decente, según las encuestas.
La pregunta ya no es si Trump miente y engaña –algunos sugieren que él mismo no puede distinguir entre la realidad y la ficción, o sencillamente no le importa–, sino por qué todos los demás tanto dentro como fuera del país lo toleran.
Algunos señalan que políticos dentro del país, incluso su propio gabinete, sólo buscan cómo utilizarlo para sus propios intereses, para después huir, antes de que se hunda el barco. Para los líderes extranjeros, como comentó a La Jornada un observador veterano de la política exterior, el manejo con el líder del país más poderoso ya no se trata de diplomacia, sino mas bien de sicología.
El hecho es que este pueblo eligió, o permitió la elección de alguien que siempre ha engañado y mentido; eso quedó más que documentado en su carrera como empresario, en la cual ha mentido acerca del tamaño de su fortuna, la altura de la Torre Trump y durante toda su campaña. De cierta manera votaron por él porque denunció que todos los políticos son mentirosos y que este país ha sido engañado por todos sus antecesores; en eso podría decirse que fue honesto. Votaron por él no por su honestidad, sino para sacudir al sistema político
, señalan algunos expertos políticos y encuestadores.
Múltiples investigaciones y procesos judiciales están tratando de comprobar sus mentiras y sus intentos de encubrir sus falsedades. Entre éstas están la encabezada por el fiscal especial Robert Mueller (incluye la colusión con los rusos y obstrucción de la justicia), una investigación criminal contra Cohen y demandas civiles que incluyen la de Stormy Daniels (cuyo nombre real es Stephanie Clifford) y otra por Summer Zervos, quien alega que sufrió hostigamiento sexual por parte de Trump durante su participación en el programa El aprendiz.
Por tanto, la otra pregunta es que si llega el momento en que la verdad lo alcance, ¿habrá consecuencias o no?
Uno puede engañar a toda la gente parte del tiempo, y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a toda la gente todo el tiempo
, es el famoso dicho que siempre se le atribuye a Abraham Lincoln (aunque algunos historiadores dicen que eso no está comprobado, uno ya no puede creer en nada). Pero en esta coyuntura, ¿eso todavía vale? Dicen una y otra vez que, con Trump, Estados Unidos está viviendo una realidad post-verdad
.
Algunos consideran que el caso de Cohen, detonado en parte por Stormy Daniels, podría ser más peligroso para Trump que los otros en el futuro cercano, porque de ahí podrían surgir no sólo otros episodios parecidos, sino todo tipo de negocios poco conocidos y potencialmente sospechosos (es un gran comerciante de engaños).
Daniels dice que actúa sólo en nombre de la verdad, y es muy posible que ella goce de mayor credibilidad que el presidente de Estados Unidos; en los hechos, ella nunca ha mentido sobre quién es y qué hace.
Todo lo cual podría llevar, tal vez, al final más apropiado para este capítulo de la historia de este país, donde la nota principal de todos los medios sería: “una estrella de cine porno rescató a la república estadunidense”.