Durante el segundo diálogo nacional sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), Sócrates Silverio Galicia Fuentes, académico e investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), señaló que exigirán a los candidatos presidenciales, los empresarios y al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), que realicen un plebiscito y mesas de diálogo públicas en las que participen representantes de todas las comunidades que serán afectadas en la cuenca del valle de México, así como investigadores y especialistas.

En el auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aseguró que ante la ofensiva de la cúpula empresarial mexicana de respaldar la obra debe existir un diálogo, no sólo con los aspirantes a la silla presidencial, sino también con la población. Tienen que consultar su construcción. El problema del nuevo aeropuerto es que hay muchos matices, entre ellos que es una imposición antidemócrata. Los pueblos originarios y ciudadanos tienen que ser tomados en cuenta, porque el futuro de muchas generaciones está en juego.

Expresó que el GACM y sus técnicos no tienen argumentos para defender la obra; por lo contrario, han violentado toda norma jurídica y detrás está dicho conjunto de poder económico. Cuando les muestran estudios sobre el daño, se quedan sin respuesta.

Adelantó que el 12 de mayo llevarán a cabo la primera movilización regional, que partirá a las ocho de la mañana de la puerta 1 de la zona arqueológica de Teotihuacán a la caseta en la autopista México-Texcoco vía Lago.

En entrevista por separado, María Antonieta Farfán, estudiante de la UACh que realiza labor de campo en la reserva ecológica de San Mateo Chipiltepec, Acolman, explicó que empresas mineras quieren extraer tezontle de la zona para el relleno del NAICM. Sin embargo, los comuneros se opusieron e impidieron los trabajos de explotación.

Lamentó que alrededor de 130 cerros han sido devastados en las inmediaciones de la construcción y otros 90 son destruidos de manera clandestina, ya que las empresas no cuentan con permisos.

El investigador y académico Carlos Fazio se refirió a la lucha de clases sociales y explicó que la nueva terminal aérea será un negocio para unos cuantos millonarios durante los próximos 50 o 100 años. Entre los beneficiados, aseguró, se encuentran integrantes del grupo Atlacomulco que han comprado tierras desde 2016.