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¿La Fiesta en Paz?

El domingo 20 de mayo, en La Florecita, arranca serial con cuatro atractivas novilladas

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Un novillero es capaz de torear con más verdad, personalidad y celo que un matador, pero el sistema taurino mexicano se olvidó de sembrar para el futuroFoto Archivo
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ersiones y justificaciones sobran, el hecho es que de repente, aunque algunos lo advirtieron varios años antes, a los promotores taurinos de México, junto con los demás sectores de la fiesta, se les hizo bolas el engrudo y las novilladas empezaron a perder interés, los novilleros interesantes a escasear, la rivalidad juvenil a esfumarse y, lo más grave, los públicos a acostumbrarse a las novilladas con matadores de alternativa, habida cuenta del ganado joven y chico que suelen lidiar en cosos de los estados gracias a la función cuasi decorativa de la autoridá.

Unos cuantos de los jóvenes con cualidades pudieron continuar su formación profesional en escuelas y plazas españolas –con la consiguiente despersonalización de su estilo, dicho sea de paso–, pero la inmensa mayoría se quedaron aquí a rumiar sus frustraciones y a ver pasar el tiempo, reducidos a involuntarios ninis de una fiesta mal organizada e imprevisora que se olvidó de apostar por el futuro y de mantener el equilibrio entre lo invertido y lo ganado en los llamados festejos chicos.

En México fue negocio dar novilladas cuando se tomaron en cuenta tres factores: al público y sus expectativas de emoción; a jóvenes no sólo con cualidades y espíritu de competencia, sino de conexión con el tendido y capa- ces de un sano relevo generacional, y por último al novillo de lidia con transmisión y exigencia, no sólo pasador. Haberle dado la espalda a esos factores, primero el alegre duopolio y luego el desaprensivo monopolio, ambos autorregulados pero sin propósitos de coordinar esfuerzos, determinó la caída en picada de la otrora apasionante, y redituable, actividad novilleril en México. Pero más vale tarde que nunca.

Como parte del Proyecto Nacional de Novilladas realizado de forma simultánea en plazas del país, la empresa Feria Toro, encabezada por el matador retirado Jorge Benavides Cúchares y José Luis Alatorre, ofrecen a partir del domingo, en la asolerada plaza La Florecita, de Ciudad Satélite, con medio siglo de ser forja de toreros y escenario de inolvidables faenas, cuatro interesantes festejos.

El domingo 20, los jóvenes triunfadores José María Hermosillo y Héctor Gutiérrez, con dos novillos de La Paz y dos de El Grullo, en atractivo mano a mano de toreros y toros. El domingo 27, Francisco Martínez, José Sainz, Pedro Bilbao y Alejandro Moreno con cuatro novillos de La Paz. El domingo 3 de junio, Ricardo de Santiago, Roberto Román, Alejandro Fernández y Cayetano Delgado con cuatro de Xajay. Y el domingo 10 de junio la novillada de triunfadores con reses de San Marcos.

Alberto Narváez, propietario de La Florecita, honrando la memoria de su padre y congruente con su convicción de estimular a los actores de la fiesta asignará, a través de un jurado, un premio de 5 mil pesos en tres categorías: mejor puyazo y mejor par de banderillas de un subalterno y quite más lucido del serial a cargo de un novillero. Y como el ruido no hace bien y el bien no hace ruido, un aficionado donará una muleta y 5 mil pesos al novillero triunfador del serial. El polifacético artista Alfredo Flores obsequiará tres cuadros de su autoría, uno para el mejor novillo, otro para el triunfador del serial, y uno más para el mejor par de banderillas de un novillero. El costo de los boletos es de 150 pesos y se venderán en las taquillas de la plaza el día del festejo. Los menores de 12 años entrarán gratis y la función iniciará a las 13 horas. Apoyemos todos este renacer de las novilladas.