Expone la galería La Caja Negra 60 carteles que cubrieron las capitales de ambos países
Los afiches propagaban las ideas motrices de los movimientos populares
Estaban realizados con técnicas usadas por artistas, como la serigrafía, el linograbado, el estarcido o la litografía
parisinosque aluden a la matanza de estudiantes en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco y cómo se ocultó este hecho en la inauguración de los Juegos OlímpicosFoto cortesía de la galería madrileña La Caja Negra
Lunes 14 de mayo de 2018, p. 7
Madrid.
En el convulso año de 1968 hubo dos escenarios que marcaron de forma singular ese proceso histórico: París, donde los jóvenes y los obreros se unieron para defender un sistema capitalista más justo, democrático y libre, y México, donde los estudiantes se organizaron para exigir el fin de un sistema represor, totalitario y criminal. Mientras en Francia la protesta popular fue absorbida por el propio sistema y transformó para siempre su modelo de desarrollo, en México se reprimió con severidad y tiñó de sangre, muerte y censura a un país que era, al mismo tiempo, el anfitrión de los Juegos Olímpicos de ese mismo año.
Esas revueltas populares, que marcaron la historia de la segunda mitad del siglo XX en el mundo, se organizó y movilizó en gran medida gracias a los carteles que proliferaron de forma masiva en las calles de París y Ciudad de México. Se imprimían en talleres, en ocasiones clandestinos, en universidades, en lugares secretos donde se organizaba la resistencia, y la mayoría de ellos eran de artistas y diseñadores anónimos. Y esas imágenes propagaban precisamente las ideas motrices de los movimientos populares: la indignación por la represión, las ansias de libertad y democracia, la censura descarada de los medios de comunicación en México, sobre todo la televisión, para ocultar que había decenas de miles de jóvenes en las calles exigiendo un sistema político que respetara los derechos humanos.
Para recordar aquellos años de rabia y furia, la galería madrileña La Caja Negra expone una colección de 60 carteles originales que ocuparon las paredes, las plazas, las aulas universitarias y hasta las oficinas públicas de París y Ciudad de México durante 1968. Incluso hay varios carteles parisinos
o franceses
que hacen alusión directa a lo que ocurrió en México en octubre de 1968: la matanza de estudiantes en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco y la reacción furibunda del Estado mexicano por ocultar un hecho tan dramático y grave en la inauguración de los Juegos Olímpicos.
El año 1968, además de recordarse por las protestas que se iniciaron en varias ciudades del mundo, presenta un aspecto que tiene especial interés desde el punto de vista de la gráfica. Las ciudades vieron sus muros inundados de carteles reivindicativos, muchos realizados con técnicas como la serigrafía, el linograbado, el estarcido o la litografía. Estas técnicas que normalmente usan los artistas para su trabajo, se pusieron al servicio de la protesta
, explicó el galerista Fernando Cordero de la Lastra.
Paralelismos
En los carteles hay numerosas alusiones a la lucha obrera, a la irrupción de los más jóvenes en la escena política y en general a las reivindicaciones de la época, que también demuestran el paralelismo que había en ambas ciudades en un momento histórico específico. Los carteles fueron realizados por estudiantes, profesores y trabajadores en talleres improvisados y, en el caso de París, en los talleres ocupados de la Escuela de Bellas Artes, en las distintas facultades o en agrupaciones de barrio. Durante el mayo francés, sólo en los talleres de la Escuela de Bellas Artes se editaron alrededor de 500 mil carteles con unos 400 motivos diferentes.
La obra gráfica, que comenzó siendo un medio para difundir imágenes e ideas, retomó nuevamente este papel, pero esta vez fuera del mercado del arte. Hoy en día, las relaciones entre actividad artística, pensamiento político y acción social están constantemente presentes en exposiciones, tratados de crítica y planteamientos de los artistas, lo que justifica el interés de presentar un conjunto de estampas realizadas para difundir ideas, agitar o movilizar a las personas. Su interés gráfico es indudable y sus contenidos pueden estar vigentes o ser muy significativos a la hora de analizar el presente del mundo, tanto socialmente como en lo que toca a sus derivas artísticas
, explicó el galerista madrileño.
La exposición se podrá ver hasta el próximo 2 de junio.