Rubén Blades, aún no se ha dicho lo suficiente
sala llena y con un público afín, se estrenó el sábado pasado en el cine Diana de la ciudad de México, el documental Yo no me llamo Rubén Blades, del realizador Abner Benaim. Filme incluido en la 13 edición de la gira de documentales Ambulante y del que se esperan más proyecciones.
Es un trabajo realizado con la anuencia del cantautor panameño y en el que se devela parte de su vida íntima, las historias de sus canciones, su participación activa en la vida política de su país y la importancia de su obra en el contexto de la cultura latinoamericana y universal.
Durante seis meses, Abner Benaim, con un pequeño equipo de filmación, siguió a Blades caminando por la calle, en conversaciones y situaciones casuales en sus casas en Panamá y Nueva York, en los ensayos con la orquesta de Roberto Delgado, en las giras, hasta en el gimnasio donde se ejercita; siempre con acceso a todo y un trato único y familiar, brindando de esa manera al espectador la oportunidad de conocer al artista, y disfrutar su música y las historias detrás de ella.
Con su protagonista, dirigiéndose siempre a la cámara, ante un interlocutor invisible, el documental transcurre de manera dinámica cubriendo aspectos fundamentales de su vida, desde la infancia en Panamá, en el barrio de San Felipe, al exilio en Miami y luego en Nueva York.
Rubén Narra los años de Fania, empresa de la salsa donde empezó a laborar como mensajero, el paso de abogado a cantante, sus primeras canciones y el impacto que éstas han tenido en el público; su papel como actor en producciones de Hollywood, la fundación del partido Papá Egoro, su participación activa en la política; su familia, la relación con sus padres, sus mujeres y ¡su hijo y nieta! Algo que pocos sabían.
A lo largo del documental intervienen artistas como Sting, Residente (Calle 13), Paul Simon, Larry Harlow, Ismael Miranda y Gilberto Santa Rosa, entre otros. Se destaca su relación musical con Willie Colón, Héctor Lavoe y colaboraciones con Lou Reed, Elvis Costello, Wynton Marsalis, Danilo Pérez, Fito Páez…
En el pietaje de la película, los espectadores pueden observar a un hombre normal con una vida conyugal muy placentera al lado de Luba Mason, quien lo obliga –según declara ella– a poner los pies en la tierra
para que su ego no se eleve a las alturas. Así vemos a la estrella de la salsa cumplir con ciertas labores del hogar como lavar los utensilios de cocina, o tirar la basura.
También se devela una faceta poco conocida de él; la de padre y abuelo amoroso. Sentimiento filial que vino a descubrir tarde
, pues no sabía de la existencia de un hijo hasta que alguien lo develó por televisión.
Los videos de stock dan fe de los conciertos multitudinarios y la cámara cómplice le descubre en su estudio componiendo o revisando su amplia colección de cómics.
Muchas son las historias que surgen de sus canciones y muchas las que se han dado a lo largo de 70 años de vida. Por lo que al terminar de ver el filme queda la impresión que, de Rubén Blades no se ha dicho lo suficiente.