Con la expectativa de superar el nivel de audiencia alcanzado durante el primer debate entre candidatos presidenciales –realizado el 22 de abril–, que según datos oficiales del Instituto Nacional Electoral (INE) lo vieron 11.4 millones de personas en las diversas plataformas, el organismo se apresta a realizar este domingo el segundo encuentro bajo una modalidad inédita en México: el denominado town hall meeting, que involucra la participación del púiblico.

Si bien las cifras fueron celebradas casi con euforia por el INE y la experiencia del primer encuentro recibió críticas muy positivas, por haber roto con los esquemas acartonados de antaño, comparativamente con otros países, la audiencia alcanzada fue baja en relación con el electorado potencial: 11.4 millones de personas representan apenas 12.3 por ciento del total que puede acudir a las urnas el próximo primero de julio.

Experiencias internacionales dan cuenta del rezago en el interés electoral de los ciudadanos: el tercer debate entre los candidatos presidenciales en Estados Unidos –Hillary Clinton y Donald Trump–, efectuado el 20 de octubre de 2016, fue visto por 81.4 millones de personas en ese país.

Un parámetro para comparar el interés es que el Super Bowl XLIX –celebrado el primero de febrero de 2015– fue visto por 118.5 millones de personas, por lo que la audiencia del debate presidencial generó un considerable interés. En esa elección, acudieron a las urnas 128 millones de estadunidenses, que representaron casi 60 por ciento del electorado

Estas son parte de las cifras heredadas del primer encuentro entre aspirantes presidenciales que, en los parámetros del INE, fue considerablemente exitoso, aun cuando la proporción de electores que lo vieron fue muy baja, incluyendo quienes lo siguieron por Twitter, Facebook y otras plataformas.

Otros números que dejó dicho debate fue la acentuada tendencia a confrontar al puntero en la mayor parte de las encuestas: Andrés Manuel Lópéz Obrador, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PES).

Aquella noche, en el Palacio de Minería, proclamaba: me están echando montón. López Obrador fue aludido en 71 ocasiones por sus cuatro adversarios, aunque de manera obsesiva por quien se le ubica en el segundo lugar de las encuestas: Ricardo Anaya, de Por México al Frente (PAN, PRD y MC), que lo mencionó en 26 ocasiones.

Fue su objetivo casi exclusivo: sólo tres veces aludió al aspirante de Todos por México (PRI, PVEM y Panal), José Antonio Meade, centralmente en la escaramuza que tuvieron hacia el final del encuentro por cuestionarse quien era más corrupto de los dos.

Jaime Rodríguez Calderón interpeló en 19 ocasiones a López Obrador; Meade otras 19 y Margarita Zavala siete. En contraste, más allá de las respuestas a los temas que se le planteaban, López Obrador no mencionó por su nombre a ninguno de los cuatro contendientes.

Contrariamente al recurrente cuestionamiento del candidato de Juntos Haremos Historia, el resto de aspirantes tuvo escaso cruce de acusaciones: por ejemplo, Zavala sólo fue aludida en ocho ocasiones por Rodríguez Calderón. Para los tres candidatos de las coaliciones prácticamente no existió.

A pesar del desencuentro que han tenido Anaya y Meade, aquella noche, además del cruce final de acusaciones, no se cuestionaron entre ellos.

Mas allá del agrio intercambio y los datos estadísticos, el segundo encuentro es considerado una de las últimas oportunidades de que la elección tenga un viraje.