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Penultimátum

Caer del pedestal

N

o sólo en España, Chile y Argentina, por ejemplo, se quitan monumentos y nombres de plazas y calles que recuerdan a dictadores y personajes con negro historial. También en el sur de Estados Unidos, donde no cierra la herida que dejó la Guerra de Secesión y hay quienes defienden las banderas, héroes y esculturas que glorifican a los esclavistas.

Por su parte en California se cuestiona el papel de los evangelizadores al imponer la nueva religión y apoyar la ocupación violenta de las tierras de los pueblos originarios, a quienes los colonizadores europeos calificaron de bárbaros. Varios monumentos celebran ese despojo.

Uno de ellos en San Francisco: Pionero se llama y parte de él fue la escultura denominada hasta hace poco Early Days. En ella se mostraba a un indio caído al que parece ayudar un misionero, mientras el clásico vaquero del oeste mira hacia el horizonte.

Diversos grupos que luchan contra la discriminación y por no reconocer más como triunfo lo que fue una sangrienta conquista, habían pedido retirarla por ser claramente racista. Finalmente, y por unanimidad, la Comisión de Arte de San Francisco dio la razón a los inconformes. Y porque Early Days promovía una ideología de supremacía blanca que ocasionó el genocidio de los pueblos originarios. Una placa explicará a los visitantes de Pionero el motivo que hubo para retirar Early Days.

La esclavitud es pesada losa que arrastran también los países europeos que se beneficiaron de la captura y venta de más de 12 millones de africanos para llevarlos al Nuevo Mundo. Un comercio que respaldaron las iglesias.

En tiempo de reconocer culpas, el gobierno de Portugal aprobó la construcción de un monumento para recordar a las víctimas de la esclavitud. Este país fue clave en tan triste episodio. De esclarecer lo que eso significó no escapan evangelizadores que gozan de fama por defender a los indígenas de América. Como lo hizo con los de la Amazonia brasileña el jesuita Antonio Vieira (1608-1697).

En Lisboa, una estatua le rinde homenaje por dicha labor. Pero Vieira tuvo a su servicio esclavos y su hermano fue un conocido traficante de ellos. Desde el año pasado el grupo Descolonizando pide retirar esa estatua pues califica a Vieira de esclavista selectivo. En cambio defienden su legado la Iglesia católica y grupos neonazis.

Otro misionero de tiempos modernos, el belga Alexis Joveneau, cobró fama y fue venerado en vida como defensor del pueblo innu, en la provincia de Quebec, Canadá. Falleció en 1992. Pero ahora se sabe que fue un pederasta y violador de mujeres. Incluso niñas. Y colaboró en el despojo de la cultura y las tierras de los innu. Hoy el gobierno canadiense reconoce su culpa por no impedir las fechorías de Joveneaux. Y faltan más por caer de su pedestal.