En la ceremonia del adiós al Tri, antes de su aventura mundialista en Rusia, los aficionados lo despidieron con un estridente abucheo, el sábado en el estadio Azteca. Más que un buen deseo, clamaron por la cabeza de Juan Carlos Osorio. Minutos después del partido que ganaron 1-0 contra Escocia, el técnico colombiano insistía en que no había escuchado ese grito que cimbraba las gradas.

Raúl Potro Gutiérrez, seleccionado mexicano en los años 90 del siglo pasado y entrenador campeón del Tri Sub-17 en 2011, considera que la gente también expresa hartazgo tras esperar un salto cualitativo que nunca llega.

La afición de hoy está más informada, en este mundo globalizado puede seguir otras ligas y la evolución de las selecciones de otros países, plantea Gutiérrez; hay una evolución de la afición en ese sentido y es más crítica ante lo que ve.

Potro Gutiérrez cree que no es posible minimizar los antecedentes negativos que ha vivido el equipo durante la conducción de Osorio. Más allá de clasificar al Mundial de Rusia, en el imaginario de los aficionados no deja de retumbar aquella goleada terrible de 7-0 que sufrió México ante Chile en la Copa América hace un par de años. Un torneo celebrado en Estados Unidos –precisa–, donde el Tricolor jugaba casi de local.

Sólo gana en Concacaf

La gente se da cuenta de que su selección gana contra los equipos de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Futbol (Concacaf), expone el Potro, “pero no en los torneos importantes. Así no es fácil matizar lo que pasa con el Tri y la gente se preocupa y se frustra, porque no ve el equipo que le gustaría ver”.

De modo que esas respuestas no sólo son gestos de inconformidad espontánea, sino también parte de un proceso de evolución como público.

Gutiérrez argumenta que incluso el público ya no es tan pasivo ante la publicidad y ahora elabora sus propios juicios mediante la información que recibe y lo que ve en la realidad. También encuentra cierta correspondencia en la manera en que reacciona el público cuando no está satisfecho y la forma en que cambia una sociedad.

Los jugadores de selección siempre van a estar expuestos a la crítica, y la del sábado fue dura, plantea; pero también deben hacerse conscientes y, por tanto, responsables de las ilusiones que despiertan en la gente; lo que significa portar la camiseta de un país.

Sin embargo, Gutiérrez estima que este Mundial es una oportunidad para que los futbolistas cumplan con un papel distinto al que se conoce en la historia del balompié mexicano. La esperanza –indica– es que lo que ocurrió ha sido parte de un proceso. Si jugaron mal en el camino a Rusia, todo se revierta durante el torneo; que el equipo demuestre el esperado salto del nivel de Concacaf a un nivel de mayor jerarquía.

Tenemos esa esperanza con el equipo, que parezca otro durante el Mundial, para que haga por fin lo que no ha hecho en los partidos importantes y por los cuales la gente está enojada, sentencia.

Hay jugadores con amplia experiencia internacional, que se desempeñan en ligas europeas, hay una expectativa de que eso salga a relucir, pero por alguna razón algo ha fallado.