Problema de salud pública, impulsado por ignorancia y desconfianza en la ciencia
Hay riesgo de que esta tendencia se dé también en Latinoamérica, advierten investigadores
Jueves 7 de junio de 2018, p. 34
Houston, Texas, es el nuevo epicentro del movimiento antivacunas, y su población tiene como característica ser gente educada
y con recursos. El investigador Peter Hotez, fundador y jefe de la Escuela Nacional de Medicina Tropical de la Facultad de Medicina de Baylor en el Departamento de Pediatría, ofreció este miércoles una conferencia magistral en la Facultad de Medicina de la Uiversidad Nacional Autónoma de México y ahí planteó que los movimientos antivacunas están financiando a candidatos en Estados Unidos para que se comprometan a votar en contra de la vacunación.
El científico advirtió que la fuerza del movimiento antivacunas ha ido creciendo, son agresivos, están entrenados y usan Internet con soltura para difundir sus posiciones. Y agregó que existe el riesgo de que estos grupos se repitan en Latinoamérica, donde también podrían encontrar adeptos entre personas con una situación económica próspera y con educación universitaria, como sucede en Estados Unidos.
Hotez indicó que cuando ha sido entrevistado por medios de comunicación conservadores de su país sobre que la eventual construcción de un muro en la frontera con México, como ha prometido el presidente Donald Trump, podría ayudar a detener el ingreso de niños con enfermedades
provenientes de América Latina, él responde que en realidad estoy preocupado porque todos los niños que vengan de México o Guatemala podrían contagiarse de sarampión de los niños estadunidenses que no hayan sido vacunados contra el virus
.
El sarampión endémico fue erradicado de Estados Unidos en 2000 y en todo el país sólo 2 por ciento de los niños en edad prescolar no han sido vacunados en los dos años pasados, según los centros de control y prevención de enfermedades. Pero el peligro proviene de enclaves de la población no vacunados que crean zonas en las que se pierde el efecto de la inmunidad colectiva, explicó.
Señaló que quienes comulgan con la idea de que las vacunas son un riesgo lejos de confiar en la ciencia o en la opinión de los médicos, creen en noticias falsas en Internet. “Mucho del problema viene de éste, al que la gente educada tiene acceso y donde se propaga esta información falsa.
Explicó que el movimiento antivacunas inició en 1998, con la publicación de un artículo del médico Andrew Wakefield en la revista médica británica The Lancet, según el cual existía relación entre el autismo y la vacunación. El artículo tardó 10 años en ser deslegitimado por la propia revista especializada.
Dijo que la ola antivacunas se ha convertido en un problema de salud pública y que se ha fortalecido por la pérdida de confianza de la población en la ciencia. Agregó que en Estados Unidos hay una amplia ignorancia respecto de la ciencia y el trabajo de los científicos, de la cual se nutre la desconfianza.