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Develan placa conmemorativa

Homenaje a Miroslava Breach y Javier Valdez

Si olvidamos… acabaremos muertos en vida

Foto
La directora de La Jornada, Carmen Lira, acompañada de Carlos Payán, director fundador del diario; las hermanas de Miroslava Breach, Mirabel y Rosy, además de Griselda Triana, viuda de Javier ValdezFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Viernes 8 de junio de 2018, p. 18

A partir de anoche, en el octavo piso del edificio que alberga a La Jornada saludará desde uno de sus muros una placa conmemorativa: Sala de Redacción Miroslava Breach-Javier Valdez. En una breve ceremonia, vibrante y cargada de emociones, el espacio donde se cocina diariamente la información que publica al día siguiente el periódico, fue nombrado así en memoria de nuestros corresponsales en Chihuahua y Culiacán, asesinados el año pasado.

La hermana mayor de Miroslava, Rosy Breach, y la viuda de Javier, Griselda Triana, recorrieron la cortinilla azul que develó la placa, en presencia de la directora general, Carmen Lira, el director fundador, Carlos Payán, y el editor en jefe, Josetxo Zaldua.

También viajaron desde sus lugares de origen otra hermana de la periodista chihuahuense, Mirabel Breach, y su sobrina, Alcira Velducea, así como la hija de Javier, Tania Valdez, para compartir con los jornaleros esta ceremonia que celebra la vida y la memoria.

“Si olvidamos a Miros y a Javier –expresó Carmen Lira, logrando apenas contener un sollozo– acabaremos muertos en vida o muertos del todo, porque habremos permitido la eliminación sin consecuencias de nuestros compañeros. Y no sólo la de ellos, sino también la de decenas, centenares de periodistas que han sido silenciados en años recientes en el país por una maraña de intereses turbios y por una red de complicidades con el poder”.

Siempre al borde de la desgracia

Carlos Payán, a su vez, habló de su amor y admiración “por esta profesión de ustedes, de nosotros, tan de alto riesgo; esta profesión –¡carajo!– siempre al borde de la desgracia”. Relató que durante los años que dirigió La Jornada, los mejores años de mi vida, sufrió cuatro atentados. “Siempre los atribuí a la violencia común, menos uno. Yo sobreviví a los atentados, a la profesión que adoro pero ellos… –y tomó cariñosamente la mano de Griselda Triana– ¡Gloria a ellos! Qué valor, qué potencia para seguir trabajando en medio de las amenazas”.

Rosy Breach y Griselda Triana compartieron recuerdos entrañables y rasgos de los dos periodistas, ambos personajes únicos. La infancia de La Miritos en su natal Chínipas, pueblo serrano en el corazón de la Tarahumara, desafiando convencionalismos; su adolescencia en Navajoa, Sonora, incursionando en las lecturas de un tal Vladimir Ilich Lenin, para susto de su mamá. Y luego sus años de periodista intrépida, íntegra, mujer cabal.

Y la personalidad arrolladora del bato culichi. Tan confianzudo, lo recordó su viuda, que si uno le abría la puerta de su casa no tardaba mucho en acomodarse y en poco tiempo ir a abrir la puerta del refrigerador, a ver qué encontraba. Monaguillo, aunque ustedes no lo crean, vendedor de mariscos, de ropa de segunda mano hasta llegar, empírico, a la profesión que ejerció con excelencia, su periodismo, con compromiso, convicciones y dignidad.

Recuerdos y memoria

Carmen Lira sostuvo: Dicen que el verdadero final de una persona no llega con su desaparición física, sino cuando su entorno social, familiar y laboral la olvida. Y nosotros no hemos dejado de pensar en ellos ni un solo día ni vamos a olvidarlos. Es al revés: desde que los asesinaron los pensamos con una intensidad mayor: tratamos de compartir sus pensamientos, nos esforzamos en contagiarnos de sus ideas, su curiosidad, de su integridad profesional y de su amor por el oficio.

Concluyó exhortando a los trabajadores y periodistas de La Jornada: Impregnemos con su presencia nuestro sitio de trabajo.