Pugnan por inscribirlos en la lista del patrimonio mundial
culturales y del arte de vivir
Sábado 9 de junio de 2018, p. 9
París.
Después de la gastronomía francesa, los bistrós de París, esos restaurantes donde sirven platos típicos a precios accesibles y donde los parisinos suelen rehacer el mundo sentados en sus terrazas, quieren entrar en la lista del patrimonio inmaterial de la humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Desde hace 10 años, los bistrós y las terrazas de París desaparecen en beneficio de las sandwicherías, la comida rápida y los restaurantes exóticos, y con éstos el arte de vivir, el hecho de compartir y el mestizaje étnico, confesional y social
, explica Alain Fontaine, propietario del Mesturet, un bistró del centro de París.
La asociación que preside presentará en septiembre su expediente de candidatura para inscribir en el patrimonio cultural inmaterial de la Unesco los bistrós y terrazas de París con la finalidad de proteger
estos lugares familiares que representan una verdadera cultura popular
.
La decisión se dará a conocer como muy temprano en diciembre de 2019 o enero de 2020.
Según Fontaine, París cuenta actualmente con menos de un millar de bistrós, de un total de 14 mil puntos, es decir 14 por ciento, alrededor de la mitad que hace 20 años.
Para la asociación, que cuenta con el apoyo de artistas franceses, la tradición popular
de estos establecimientos está en peligro debido entre otras cosas a los alquileres espectacularmente al alza, bajo presión de los grandes grupos, sobre todo agroalimentarios
.
Si estuvieran inscritos en el patrimonio mundial serían clasificados como Arte de vivir bistrós y terrazas de París
, según Fontaine.
Una transmisión difícil
Queremos elevar el pueblo de París al rango de elemento cultural, puesto que los turistas no vienen sólo a ver la Torre Eiffel o el Museo del Louvre, también están aquí para conocer a los parisinos en nuestras terrazas
, añadió Fontaine.
Y es que los bistrós forman parte del paisaje de París hasta el punto de que en ellos tienen lugar 900 rodajes al año, con célebres ejemplos como Amélie, y Medianoche en París, de Woody Allen.
También la asociación recuerda que después de los atentados del 13 de noviembre de 2015, con saldo de 130 muertos, los parisinos invadieron las terrazas
para demostrar que se trataba de lugares símbolo del arte de vivir, de mestizaje y de libertad
.
Sin embargo, en la actualidad la transmisión de estos establecimientos, cuya explotación es un verdadero sacrificio, es un reto. Trabajamos de las siete de la mañana a las 23 horas: hay vidas que pasan allí, niños que crecen en los bistrós
, añadió Fontaine.
Muy pocos quieren retomar el bistró de sus padres: por eso queremos que estén orgullosos
de estos establecimientos. Si estuviéramos inscritos en el patrimonio mundial de la humanidad se quedarían y los salvarían
, confió.
En 2010, la comida gastronómica francesa fue inscrita en el patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco.