Riesgo de lluvias y flujo de sedimentos evita reingreso de rescatistas
Sábado 9 de junio de 2018, p. 23
Guatemala.
Condiciones de peligro por lluvia y nuevos flujos fuertes
de sedimento elevaron ayer las alertas alrededor del Volcán de Fuego, cuya erupción –el domingo pasado– causó al menos 109 muertos y aproximadamente 200 desaparecidos, de acuerdo con las autoridades, las cuales enfrentan una encrucijada sobre si continúan o no la búsqueda de sobrevivientes y cuerpos.
Los protocolos internacionales establecen que luego de 72 horas de una tragedia de estas dimensiones se deben suspender las operaciones de búsqueda, al considerarse que no existen posibilidades de encontrar personas con vida, pero las autoridades no descartan seguir las tareas de rescate, suspendidas desde el jueves por lo inestable del terreno, debido a las fuertes lluvias y porque aún existe material caliente en el área.
La estatal Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conared) afirmó que se realizan evaluaciones, luego de los descensos de flujos piroclásticos de las pasadas 12 horas y los lahares por lluvias
, para determinar si ingresan rescatistas a la llamada zona cero
del desastre. Ya transcurrieron cinco días de la poderosa erupción, que sepultó a la comunidad San Miguel, Los Lotes, en el sureño municipio de Escuintla.
El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología local alertó: Se registra nuevamente descenso de lahares. Éstos son fuertes, producto de la acumulación de material de la reciente actividad del Volcán de Fuego
. Agregó: Se estima que éstos desciendan calientes, emanando vapores, transportando material fino similar al cemento, rocas de dos a tres metros de diámetro y troncos de árboles que son arrastrados por la corriente, afectando principalmente a las comunidades ubicadas en las orillas de las barrancas y los pasos
de vehículos. Los lahares son flujos de sedimento y agua que bajan por las laderas de los volcanes.
El volcán, de 3 mil 763 metros de altura, situado a 35 kilómetros al suroeste de la capital, tuvo su erupción más fuerte de las pasadas cuatro décadas en medio de un explosivo flujo de rocas ardientes, gases y ceniza. Dejó 12 mil 407 personas desalojadas, de las cuales 3 mil 710 permanecen en albergues, según ltimo balance de la Conared más reciente.
La tragedia se trasladó al ámbito legal, pues la fiscalía de Guatemala anunció el jueves que investigará si hubo negligencia en la respuesta a la erupción por no evacuar a los pobladores a tiempo. Así, la atención está fijada en el secretario de la Conred, Sergio Cabañas, y el director del Instituto de Vulcanología, Eddy Sánchez, quienes cruzaron acusaciones el miércoles durante una comparecencia ante el Congreso.