Sábado 9 de junio de 2018, p. 23
Madrid.
En su primera reunión del Consejo de Ministros, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, adoptó algunas medidas trascendentales de cara a bajar la tensión con el independentismo catalán.
Además de hablar por teléfono con el presidente de la Generalitat, el nacionalista conservador Quim Torra, el nuevo mandatario español ordenó suspender la vigilancia financiera a la que estaba sometida la Generalitat desde el año pasado para evitar que se destinara dinero público el proceso de secesión unilateral. Sin embargo, el presidente español ha dicho que no negociará con los catalanes un referendo de independencia.
La nueva vocera y ministra de Educación, la socialista vasca Isabel Celaá, reconoció en su primera rueda de prensa desde que asumió el cargo que el principal problema de España es la integridad territorial
, amenazada no sólo por el independentismo catalán, sino también por el vasco, que este domingo pretenden realizar una cadena humana para reivindicar su derecho a la autodeterminación. Pretenden iniciar así un proceso similar al catalán, que también llevó a cabo cadenas humanas, manifestaciones masivas y actos reivindicativos de carácter masivo.
El referendo, fuera
Sánchez ya había hecho su primer gesto al independentismo catalán levantando la intervención financiera del ejecutivo regional, aunque advirtió que la celebración de un referendo de autodeterminación está fuera
de la negociación.
En la breve conversación telefónica que Sánchez mantuvo con Torra, ambos líderes políticos acordaron verse pronto
para analizar la situación y tener una primera toma de contacto.
Sánchez fue electo el pasado 31 de mayo tras triunfar una histórica moción de censura contra su predecesor, el derechista Mariano Rajoy. El socialista logró el poder en gran medida gracias a los votos de los 17 diputados de las dos fuerzas independentistas catalanas con representación en el Congreso de los Diputados.
Sin embargo, en menos de una semana ya se han registrado diferencias entre el nuevo gobierno español y el independentismo catalán, sobre todo por la elección como canciller del socialista catalán Josep Borrell, quien ha sido uno de los críticos más duros con el movimiento secesionista, además de denunciar los mensajes en las redes sociales contra el independentismo del nuevo ministro de Cultura.