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¿La Fiesta en Paz?

Hoy, la gran final en La Florecita

Esos, mis candidatos holandeses: ¿cuál se atreverá a pronunciar la palabra tauromaquia?

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Roberto Román, con celo y sello, otro de los triunfadores que se presentan hoy en La FlorecitaFoto portal De Sol y Sombra
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oy, en punto de las 13 horas, dentro de la segunda fase del Certamen Nacional de Novilladas Soñadores de Gloria, que busca impulsar a los novilleros del país, harán el paseíllo en la plaza de toros La Florecita, de Ciudad Satélite, los jóvenes triunfadores Héctor Gutiérrez, Francisco Martínez, Roberto Román y Sebastián Ibelles, los tres primeros luego de cortar oreja en este mismo escenario, e Ibelles tras haber triunfado en Los Azulejos el pasado 26 de mayo. Los novillos serán de la ganadería de San Marcos.

La combinación reviste gran interés taurino no sólo por el destacado desempeño de Gutiérrez con un bravo ejemplar de El Grullo en el primer festejo, el 20 de mayo, o la completa y variada faena de Martínez a un exigente novillo de La Paz, en el segundo, el 27, sino porque el tercer espada, Roberto Román, otro hidrocálido de esa cantera inagotable, hace años sin una feria a la altura, el domingo pasado en La Florecita, ante un buen novillo de Xajay, mostró que en él hay resonancias del toreo intemporal, un entendimiento y una expresión de las suertes más allá de épocas y las modas.

Bajo de estatura pero con firmeza de carácter en su mirada, este Román, que ya había triunfado el año anterior en la Plaza México, inició con una combinación de verónicas, caleserinas y revolera para enseguida poner muy bien el novillo al caballo. Alguien cerca sentenció: torero bajito, zaragaterito, es decir, que a menor estatura física el diestro, más bullanguero y movido en sus procedimientos, pero Roberto, convencido, emotivo y espoleado por la salida al tercio del joven banderillero Ricardo García hijo, se plantó delante del novillo con elocuente decisión para tirar de éste en tandas con sello y celo, una de ellas rematada con un pase de pecho e-ter-no. Se fue muy lento tras la espada y aunque quedó trasera, el grueso del público solicitó la oreja que, acertadamente, fue concedida. Mucha suerte a los alternantes, a sus cuadrillas y al ganadero de San Marcos.

Alguna vez pregunté a un aficionado informado, que no es sinónimo de pensante, si consideraba a los toreros españoles superiores a los mexicanos, y sin dudarlo respondió que sí, que eran superiores por varios factores, y comenzó una lista interminable de adjetivos calificativos para al final omitir uno: protección organizada. Los carteles de la próxima Feria de San Fermín, en Pamplona, son una prueba de ello: ni un solo mexicano anunciado pero como la fiesta es universal, dos tardes el peruano Andrés Roca Rey una tarde el colombiano Luis Bolívar. Pero síganle el colonizado monopolio taurino y sus satélites importando diestros sin ton ni son, que la reciprocidá no se hizo para la boca de los dependientes.

Todos los aficionados se lo preguntan, pero nadie tiene la respuesta: ¿qué pensarán los entusiastas candidatos a la Presidencia de la República en relación con la tradición taurina del país que pretenden gobernar? ¿Estará dentro de los temas prohibidos por políticamente incorrectos o electoralmente peligrosos? ¿Pueden más unos cuantos votos de los subsidiados antitaurinos o los miles de votos de los indiferentes aficionados? ¿De plano estos candidatos consideran al público taurino como otra minoría tipo lésbico-gay? ¿Se les puede demandar por discriminación? Hagan sus apuestas: ¿quién se atreverá no a pensar al respecto, sino siquiera a pronunciar la palabra tauromaquia? De no creerse.