Varias universidades extranjeras le han propuesto comprar su archivo, dice la periodista a La Jornada
Martes 12 de junio de 2018, p. a10
El legado de Elena Poniatowska (París, 1932) se queda en México, bajo resguardo de una fundación que, luego de una década de planeación, por fin es una realidad.
Ubicada en una casa de la colonia Escandón, la sede de esa instancia será además un centro cultural que comenzó a operar de manera oficial hace un mes. Este jueves será inaugurado el recinto por la periodista.
Es un proyecto impulsado por su hijo Felipe Haro, que ahora se concreta gracias al apoyo de la titular de la Secretaría de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, como narró la colaboradora de La Jornada en su artículo publicado en estas páginas el pasado 10 de junio.
El archivo de Poniatowska es uno de los acervos periodísticos y literarios más importantes del país, ahora a disposición, sobre todo, de las nuevas generaciones. Son 20 mil libros, más de 10 mil fotografías, mil 500 horas de audio, 200 horas de video y medio millón de fojas (de sus manuscritos y libretas).
‘‘Es bonito que las cosas se queden en México”, dice la periodista, al explicar que han sido varias las universidades extranjeras que le han propuesto comprar su archivo.
En entrevista con La Jornada, afirma que su hijo Felipe insistió en que no se llevaran nada, ‘‘que todo se quedara aquí para hacer comunidad cultural, empezando en la colonia que es de mucha tradición, ¡los vecinos están muy contentos!
‘‘Mi acervo contiene miles de entrevistas y crónicas hechas desde 1953, y libros, no hay material oculto; siempre he sido muy transparente y pública. Quizá lo que podría dejar en secreto son las cartas de Guillermo Haro.
‘‘Hay cartas muy conmovedoras de mi mamá, y de mi tía Elena Celani (Elena Amor, la hermana mayor de mi mamá), muy bien escritas en francés, fue gran escritora. Las personas expresan su nobleza en la escritura, pues finalmente ésta es el retrato del alma; entonces, hay personas que tienen almas inesperadas que se descubren en sus escritos y nos dejan conmovidos.”
Reitera que en el archivo que se irá digitalizando nada habrá escondido, pero dice que sí le dolió un expediente que le entregaron del Archivo General de la Nación.
‘‘Son documentos de cuando me espiaron –narra–, me seguían, decían que era suiza, que llegué muy joven a México. Que me quisieran convertir en una Mata Hari me dio mucha tristeza. Son muchos, mal escritos y con faltas de ortografía.’’
Hacer comunidad
La vocación de la Fundación Elena Poniatowska está dirigida, además de difundir la obra de la autora , a dar talleres, conferencias o presentar exposiciones relacionadas con la literatura y el periodismo, la amada profesión de quien se define como una reportera de hueso colorado.
‘‘Ser periodista es aprender a ser humilde, porque no te hacen caso, te empujan, te ahorcan, te ponen mil trabas, te hacen esperar horas. Hice muchas antesalas ante secretarios de Estado para lograr una entrevista, y luego la presión de los jefes de información y de redacción diciendo ‘apúrate, apúrate’.
‘‘Ser periodista es vivir siempre al borde del precipicio, no hay seguridad en nada, mientras un escritor sabe que ya entregó una buena novela, y se va como una bomba al cielo, y de ahí pa’l real, un periodista no. Por eso quisiera seguir trabajando en lo mío hasta lo último.”
Miles de manuscritos aún no llegan a la fundación, siguen en casa de la escritora, sobre todo las libretitas que nunca faltan en su bolsa en las que anota, a la hora que ocurra, alguna idea que le pueda servir para sus textos periodísticos o literarios.
‘‘Siempre tengo una libretita y una pluma. Para mí es muy difícil grabar, soy malísima para hacerlo. Soy antigua. Al igual que Monsiváis, más que escribir, reescribo porque soy muy insegura. El español no fue mi idioma materno. Cuando llegué a México hablaba francés, y lo siguiente que me enseñaron fue inglés. Aprendí el español en la calle.’’
Invita ‘‘a todos los amigos a los que les he hecho entrevistas y aplaudido toda la vida a que la primera conferencia que den aquí sea gratis para apoyarnos, hay buen ambiente, el espacio es chiquito, cálido, no es pretencioso. Si quieren dar talleres, todos están invitados”.
La Fundación Elena Poniatowska ‘‘es un sueño colectivo –interviene Felipe Haro–. Amigos, periodistas, lectores, se tienen que unir; el gran objetivo es hacer comunidad”.
La sede está en José Martí 105, colonia Escandón. El día 16 se iniciará el taller Storytelling: el arte de contar historias, impartido por Ulises Castellanos, y el día 20, Lectura y escritura creativa con Adela Celorio. Informes en el correo electrónico: [email protected].