Según las tendencias en materia electoral de la historia reciente, con el rubro de participación ciudadana –que oscila en 61 por ciento de 2000 a la fecha– y con el porcentaje promedio con que se ha ganado la Presidencia de la República en los tres comicios de este siglo –alrededor de 38 por ciento–, quien obtenga la victoria el primero de julio tendría que alcanzar entre 20.5 millones y 21 millones de sufragios.

El comportamiento del voto en las elecciones presidenciales en el país desde 2000 ha registrado una tendencia homogénea de participación ciudadana que de mantenerse en el actual proceso electoral arrojaría que, con un listado nominal de 89 millones 393 mil 959 ciudadanos, se proyectaría que la asistencia a las urnas oscilaría entre 54.5 millones y 55 millones de votantes efectivos.

Sin embargo, dentro del Instituto Nacional Electoral (INE) consideran la posibilidad de un escenario muy favorable de participación ciudadana en función de, entre otros factores, que hay 30 comicios concurrentes en las entidades como nunca antes se había registrado, lo cual podría disparar la votación hasta 70 por ciento. Esto supondría más de 60 millones de sufragios.

En un estudio de participación ciudadana de los comicios de 2015, elaborado por el INE, la primera ocasión que registró un incremento en la concurrencia de votaciones por la compactación de calendarios refiere que el porcentaje de participación de las 16 entidades con elecciones concurrentes frente al de los estados donde únicamente se celebraron comicios federales en 2015 se tiene que la participación mostrada en el primer grupo de entidades fue de poco más de 52 por ciento, contra 41 por ciento del segundo grupo.

Desde la creación del Instituto Federal Electoral se han registrado cuatro elecciones presidenciales, en las que, paradójicamente, fue en 1994 –en un entorno del levantamiento zapatista y el asesinato del candidato oficial, Luis Donaldo Colosio– cuando se alcanzó la más elevada participación en la historia del país, con 75 por ciento de votantes.

Más allá de esa coyuntura que propició una masiva asistencia a las urnas, la participación en comicios presidenciales ha sido: 63.2 por ciento en las elecciones de 2000, que propiciaron la primera alternancia en el país; 57.7 por ciento en las votaciones más polémicas y cerradas de la historia en 2006, y 62.7 por ciento en las de 2012.

Votos para el triunfo

¿Cuánto han necesitado los candidatos ganadores en dichos comicios? Con un listado nominal de 58.8 millones de electores, con 42.71 por ciento de votos, que equivalieron a 15.9 millones de sufragios, Vicente Fox garantizó su victoria con un margen de 6 puntos porcentuales.

Para 2006, en un entorno de cerrada disputa por la Presidencia con un listado nominal de 71.4 millones de ciudadanos, la apretada victoria de Felipe Calderón se consumó con 15 millones de sufragios, equivalentes a 36.3 por ciento de los votos y una diferencia de 0.8 por ciento.

En la pasadas elecciones presidenciales la evolución del electorado ubicó en 79.5 millones a los electores, en unos comicios donde Enrique Peña Nieto obtuvo la victoria con 19.2 millones de votos, equivalentes a 38.2 por ciento del total.

Acorde con estas tendencias de participación y la evolución del listado nominal de electores, alcanzar 38 por ciento de votos que garanticen una victoria en los comicios presidenciales implicaría obtener ahora 20.5 millones de sufragios. Una cifra mítica que fue ofrecida como una suerte de ofrenda priísta para ungir a Carlos Salinas de Gortari en 1988, cuando prometió que el partido obtendría 20 millones de votos.