A los demonios no les gusta el aire fresco, expresó el sueco Ingmar Bergman, pilar de la historia de la cinematografía mundial.

El genio sueco, quien cumpliría 100 años el próximo 14 de julio, aseguró una vez: En la isla de Farö nunca estoy solo. No pienso en mí como una persona solitaria. A veces paso el día sin hablar con nadie, pero no lo hago porque hay algo placentero en no hacerlo. Es algo que nos regala el silencio, que es maravilloso.

Lo anterior lo comentó en el documental La isla de Bergman, que retrata los últimos días del cineasta en la que fue su morada en un lugar recóndito en el mar Báltico, así como sus facetas poco conocidas.

El realizador reveló que un día, cansado de la vida en la ciudad, y agobiado por la soledad, decidió vaciar su departamento y su oficina en el centro de Estocolmo y se fue a su isla, donde, aseguraba, se encontraría con el espíritu de su amada.

Vivía muy solitario en la casa de lo que llamaba su isla, en la que dejó de respirar el 30 de julio de 2007. En ese lugar todos los días manejaba su camioneta hacia una pequeña sala de cine de 15 butacas en la que veía una cinta por día.

Descubrió ese islote en 1960, cuando buscaba locaciones para el filme Through a Glass Darkly (Como en un espejo), el cual le dio su primer Óscar como mejor cinta extranjera. Encontró el set en la isla y en ese momento decidió que algún día viviría en ese lugar. A partir de ese momento, rodó siete de sus largometrajes en el sitio.

Mi amor secreto

Farö fue mi amor secreto, escribió Bergman en su autobiografía, Linterna mágica, al hablar del flechazo que sintió por ese alejado lugar.

El final de uno de los directores más importantes en la historia del cine mundial: Ernst Ingmar Bergman, ocurrió cuando tenía 89 años, y según su hija Eva, la muerte del realizador fue tranquila y suavemente en el lugar que tanto amó.

Para homenajear a Bergman, a propósito del centenario de cuando vio luz por vez primera, se proyectará una retrospectiva con 10 joyas de su filmografía, que serán complementadas con charlas de especialistas en varios recintos y salas de la ciudad.

El ciclo de cine dedicado al realizador y dramaturgo empezará el 7 de julio y se extenderá hasta noviembre con la presentación de dos películas por mes, con la finalidad de explorar algunas de estas grandes obras, en una alianza entre la cadena Cinemex, la Cineteca Nacional, la Cátedra Bergman de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Embajada de Suecia.

Entre las cintas que serán proyectadas están Gritos y susurros, Sonata de otoño en agosto, La hora del lobo, Persona, El silencio, Luz de invierno, A través del espejo, El séptimo sello y Fresas salvajes con funciones en las Casas de Arte Cinemex, la Cineteca Nacional, la Filmoteca de la UNAM, Cinemanía Loreto y Le Cinéma.

Nelson Carro, director de Difusión y Programación de la Cineteca Nacional, puntualizó: Bergman es uno de los grandes pensadores cinematográficos y sus reflexiones sobre la vida, la muerte, Dios o las relaciones, entre otros temas, son fundamentales para entenderse uno mismo. Es un cineasta que en lo temático tocó todas las preocupaciones que puede tener un ser humano.

Subrayó: “En lo formal, fue un cineasta extraordinario. Empezó en un cine tradicional y académico, luego, en el momento de El Silencio hizo una ruptura y cuando era un hombre mayor tuvo propuestas formales maravillosas que siguieron hasta el final de sus días. A cualquier espectador que vea una película de Bergman, sin duda, lo tocará”.

Para engrandecer la celebración por la vida y obra de Bergman, la Embajada de Suecia se suma con un proyecto especial itinerante que mostrará al público una faceta distinta del realizador sueco.

Es nuestro más famoso director de cine y teatro. Habrá una exhibición que describirá el legado de Bergman en la moda y el arte. Así que no sólo se trata de contar la historia de este cineasta, sino de celebrar su importancia y cómo mantiene su influencia en la sociedad actual, expresó Åsa Hamneståhl, agregada Cultural de Suecia en México.