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La transición
Nueva Izquierda y ADN se debaten por el control de lo que queda del PRD

Mientras los Chuchos hacen campaña para cuestionar a AMLO, Bautista lo busca

 
Periódico La Jornada
Viernes 6 de julio de 2018, p. 12

Alternativa Democrática Nacional (ADN) y Nueva Izquierda (NI), corrientes que se apoderaron de la conducción del PRD en la última década, se debaten en controlar lo que queda de ese partido. Mientras las huestes de Héctor Bautista amenazan con aliarse en el Congreso federal a Morena, los Chuchos, de Jesús Zambrano y Jesús Ortega, se asumen como la verdadera izquierda en el país, que sacará del ostracismo al sol azteca.

ADN ha levantado como bandera la posibilidad de que por lo menos 16 de los 21 diputados que tendrá el PRD en la próxima legislatura se cambien de bando para sumarse a Morena.

Incluso, Bautista buscó ya a Andrés Manuel López Obrador, quien se impuso con poco más de 30 millones de votos en las elecciones del domingo.

Sumidos en el despojo perredista, los Chuchos han emprendido una campaña en algunos medios para empequeñecer el triunfo de Morena y cuestionar públicamente si con lo sucedido ¿llega la izquierda a la Presidencia?

El PRD, en su mínima expresión histórica, se ha convertido en botín de ADN y NI. La primera ha entablado contactos con el gobernador de Michoacán, Silvano Auroles, y su corriente Foro Nuevo Sol, con el fin de que en alianza convoquen para fin de año a la renovación total del perredismo.

Más afectados, los Chuchos, que no alcanzaron ni a colocar a sus principales cuadros en el Congreso, como Jesús Zambrano, Guadalupe Acosta Naranjo o su vocero, Fernando Belaunzarán, intentan granjearse a los grupos que operan en el partido, sin contar que con su ejercicio autoritario dentro del PRD, sus aliados dejaron de serlo.

Quien hace competencia a NI en la lucha por conducir el partido es Bautista y su corriente ADN. Ha comunicado a la mayoría de las tribus del sol azteca un diagnóstico inicial del origen de la derrota electoral. Los signos de debilitamiento se manifestaron desde 2015, cuando se fueron perdiendo los principales enclaves perredistas en Ciudad de México, pero sobre todo con el vértigo impuesto por López Obrador al anquilosamiento de las estructuras de control entre las corrientes de ese instituto político.

Tanto NI como ADN pretenden llevar la restructuración interna a finales del presente año, pero a últimas horas han comenzado a surgir posiciones contrarias que demandan que su partido se convierta en una nueva instancia política: debemos resurgir transformándonos en una agrupación política diferente, se dijo a este diario.

También entre las estructuras de gobierno del PRD se cuestiona la eficacia del régimen de tribus internas. Una de las premisas es que el corrientismo ya se agotó; eso es parte de lo que nos llevó a la debacle.