Martes 17 de julio de 2018, p. 15
El arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, encabezó ayer una jornada de oración por las víctimas de abuso sexual. En la Universidad Pontificia de México, pidió que la Iglesia sea un hogar seguro para niños, adolescentes y adultos vulnerables; también, que todos quienes han sido abusados física, emocional y/o sexualmente por sacerdotes sean respetados y acompañados por medio de gestos concretos de justicia y reparación
.
A su vez, Daniel Portillo, director del Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar para la Protección del Menor de dicha universidad, pidió perdón por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales
cometidos por el clero.
Aguiar Retes dijo que la Iglesia puede ayudar a víctimas de ese delito recordando que Dios es redentor, así como a no clavarse en el pasado por más terrible que sea
. La vida, dijo, no se acaba cuando sucede un drama
, es una huella que hay que sanar y la mejor forma de hacerlo es mirando hacia el futuro
.
Añadió: ¿Cómo podemos amar a Dios cuando nos hemos hundido en algo que no fue nuestra decisión? Mirando a la cruz, a Jesús
.
Ante los asistentes, entre ellos víctimas, expresó que es consciente “del pasado y de las acciones que nos han traído aquí este día. En toda acción delictiva todos hemos sufrido en distinto grado, pero no más que las víctimas y sus familias.
Pedimos justicia
En esta jornada de oración queremos expresarles a todas las niñas, niños, adolescentes así como a los adultos vulnerables que han sido abusados sexualmente por algún miembro de nuestra Iglesia que lo sentimos mucho, y por eso pedimos justicia para ustedes y le pedimos a Dios que no haya impunidad dentro de nuestra Iglesia en el tratamiento de estos delitos
.
Oró por que la Iglesia, que con dolor y nuestras lágrimas, nuestro sincero esfuerzo por corregir los errores del pasado y firme propósito de enmienda den una cosecha abundante de gracia para la profundización de la fe de nuestras familias, parroquias, escuelas y comunidades para el progreso espiritual de la sociedad mexicana y el crecimiento de la caridad, la justicia, la alegría y la paz en toda la familia humana
.
Participantes también pidieron perdón por las estructuras eclesiales marcadas en algunos casos por el silencio, la complicidad y la indiferencia que han permitido
los abusos; las fallas en los procesos de intervención y obstaculizar que las víctimas puedan acercarse a la sanación y a la justicia, entre otros.