La Habana

El cantante puertorriqueño Gilberto Santa Rosa cumplió el sueño de miles de cubanos al ofrecer un concierto en La Piragua, en el Malecón de La Habana. Interpretó un repertorio de casi 20 temas, entre entre ellos los más conocidos.

El poder de la salsa del boricua hizo posible la magia de cantar a los cubanos, que pudieron disfrutar de uno de sus intérpretes de cabecera y a quien habían esperado por años.

Gilberto Santa Rosa estuvo acompañado de su grupo, instrumentistas virtuosos que, con un exacto despliegue rítmico, potencian el alcance de la voz del boricua. No fue una sorpresa lo que ocurrió cuando el puertorriqueño arribó al escenario y se adueñó de la noche. Saludó al público y agradeció a Issac Delgado la invitación para cantar en Cuba.

El músico, publicó Granma, recordó a Polo Montañez con su veloz versión de Un montón de estrellas, acudió a Lluvia, de su amigo, Adalberto Álvarez, hizo guiños al popular tema Hasta que se seque el Malecón, de Jacob Forever, y repasó un par de estribillos que Issac Delgado dejó en la historia de la escena bailable cubana.

María Luisa Vaquer tiene 81 años y desafió las órdenes del médico para disfrutar del concierto del salsero puertorriqueño.

De todas las edades

Maestra retirada tras cuatro décadas de ejercicio profesional, debió ser una de las personas de mayor edad en congregarse en el mítico rompeolas de la capital cubana, pero sólo fue una generación más de las tantas que vivieron en primera persona el debut del Caballero de la Salsa en la mayor de las Antillas.

Vine con mi hijos, nietos y hasta un bisnieto, la música de Gilberto es un amor de familia, expresó la pedagoga minutos antes de subir el boricua al escenario.

Santa Rosa actuó antes en el Festival Josone Varadero Jazz & Son, pero la prueba de fuego le aguardaba la noche de este lunes en La Habana ante miles que conocen bien de música, la disfrutan.

“Algunos podrán pensar que viene a ‘bailar a casa del trompo’, pero es un cantante de primera, como muchos salidos de aquí, y me vienen a la memoria Benny Moré, Roberto Faz y Vicentico Valdés’, recordó María Luisa como si fuera musicóloga y no maestra jubilada.

A las 21:30 hora local, la orquesta hizo una fanfarria y el boricua subió al escenario para, sin presentaciones ni alardes, comenzar a cantar.

40 y contando se llama el espectáculo que el Caballero de la Salsa presentó en Cuba, una parada de la gira mundial homónima con la que el artista celebra cuatro décadas de carrera musical.

Era pequeño y para hacerme notar ante una niña de la que me enamoré decidí cantar, la vida y sus cosas, ella no me atendió, pero así nació una carrera, compartió el multipremiado cantante.

Quizá por eso le canto tanto al desamor, a lo corazones rotos, no me explico qué tenemos los latinos que nos hace disfrutar tanto sufrir por amor, aunque tengo por ahí dos o tres canciones para los enamorados, bromeó.

Calidad certificada

Santa Rosa es un producto de calidad certificada, una apuesta segura para cualquier espacio; un artista completo: canta, baila, toca instrumentos, improvisa, es protagonista y sabe cuando ceder el escenario, una humildad que a los ojos del público lo hace más grande.

Sus canciones, las de siempre, las que se repiten una y otra vez en todas partes del mundo, pero que los cubanos nunca han disfrutado con Santa Rosa en vivo.

Sólo segundos necesitó el boricua para convertir en cómplices a los miles de congregados en el malecón de La Habana y juntos tejer la historia de una noche memorable.

Conciencia, Vivir sin ella, Sin voluntad, Por más que intento, Lo grande que es perdonar, La soledad, Perdóname, Qué manera de quererte y Un montón de estrellas, entre otras, armaron el concierto, que fue coreado por los miles de asistentes. El boricua quiere volver a Cuba, y los cubanos quieren más de su música.

Pasadas las 23:30, Santa Rosa y la orquesta que lo acompañó dieron las últimas notas y el público poco a poco se retiró.