Domingo 22 de julio de 2018, p. 6
La despenalización de las drogas, específicamente de la mariguana, podría ser un medio eficaz para reducir la violencia en el país en la medida en que despresurizaría el sistema carcelario, evitaría que las fuerzas de seguridad realicen operativos contra narcotraficantes y anularía la persecución entre quienes consumen la planta por diversas razones.
Así lo afirmaron activistas de derechos humanos, organizaciones de usuarios de cannabis y especialistas en temas de seguridad, quienes indicaron que esta iniciativa –a cargo del equipo del virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador– tendría que ir acompañada de otras que vayan a la raíz de las diferentes formas de violencia.
Andrés Hirsch, integrante de la organización ReverdeSer Colectivo, saludó la propuesta confirmada hace unos días por la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero, quien ocupará la Secretaría de Gobernación, y consideró que abandonar el modelo prohibicionista respecto de la mariguana repercutiría de forma positiva en diversos frentes.
Uno de ellos es que quienes usan la planta por distintas razones –tanto médicas como recreativas– dejarían de ser criminalizados y perseguidos, lo cual reduciría el ambiente generalizado de tensión y la violencia institucional que sufre este sector de la población.
Al mismo tiempo, consideró, podría llevarse a cabo un proceso de amnistía para evitar que sean encarceladas las personas acusadas de delitos menores relacionados con el consumo de sustancias prohibidas o que se han visto obligadas a cometer actos ilícitos.
Además de lo anterior, señaló, podría también legalizarse la producción de amapola con fines de elaborar medicamentos contra el dolor, así como aprovechar todas las posibilidades médicas e industriales de algunas sustancias que hoy están prohibidas.
Por su parte, Elena Azaola, especialista en temas de seguridad e integrante del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, coincidió en que una eventual despenalización de la mariguana sería positiva, siempre y cuando se haga tomando en cuenta la opinión de expertos y organizaciones sociales.
En general estoy de acuerdo con que sería una vía muy importante para quitar el negocio y el mercado a los grupos criminales, pero también creo que tenemos que darnos cuenta de que hay muchos tipos de violencia, con causas muy complejas, y que no necesariamente se verían impactadas con esta decisión
de despenalizar la cannabis.
Una de las referencias internacionales que México podría retomar, afirmó la académica, es la de Canadá, donde actualmente se aplica un modelo de despenalización de la mariguana con usos recreativos, el cual considera de forma muy cuidadosa todos los aspectos del tema, enfocándolo como un asunto de salud y no de persecución judicial.
Cambio de estrategia
Antonio Lara, coordinador del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero, estimó que la propuesta dada a conocer por Sánchez Cordero es un signo positivo, ya que significaría un cambio real en la estrategia de combate al crimen
, cuyo eje en los pasados 12 años se ha basado en la militarización de la seguridad pública y la persecución de los usuarios.
Sin embargo, puntualizó que la legalización de la mariguana y otras sustancias sólo es una parte de la reconstrucción del país. Sería un buen paso, pero no puede dejarse de lado la opinión y la participación de la sociedad mexicana, ni dejar de tomar en cuenta las situaciones específicas
que se viven en cada región.