Jueves 2 de agosto de 2018, p. 25
Washington
Una niña separada de su familia y colocada en un centro de detención de inmigrantes en Texas bajo la política de tolerancia cero
del presidente estadunidense, Donald Trump, murió tras contraer una enfermedad de uno de sus compañeros del lugar, denunció este miércoles la abogada de inmigración con sede en Houston, Mana Yeganide.
La Oficina de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) rechazó el reclamo por falso, y la policía de Dilley informó al diario San Antonio Express-News que ni ellos ni los servicios médicos de emergencia habían respondido a algún caso de muerte en las instalaciones de dicho centro en días recientes.
Yeganide publicó la denuncia en Twitter, informando que la niña murió después de su estadía en el Centro de Detención Familiar Dilley, ubicado en la comunidad de Dilley, en el sur de Texas, como resultado de una posible negligencia y una enfermedad respiratoria que contrajo de uno de los otros niños, pero no proporcionó más información, incluida una fecha de la muerte o el lugar donde ocurrió.
En un comunicado, la ICE precisó que la acusación deja poca o ninguna información que nos permita investigar... Estamos revisando el informe de la muerte después de la custodia, pero sin ningún detalle sobre quién era, no podemos hacer nada más en este momento
.
En tanto, una firma de abogados y la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos, el Centro de Educación y Aplicación de Derechos Civiles y la Oficina de Leyes, presentaron una demanda contra Trump, y la ICE por violar los derechos constitucionales de inmigrantes detenidos en la cárcel federal de Victorville, California.
Muchos de los encarcelados son solicitantes de asilo y algunos han sido separados de sus hijos.
Abuso verbal
La demanda asegura que han tenido poca comunicación con el exterior. No se les ha proporcionado atención médica o de salud mental adecuada y sufren abuso verbal y amenazas de aislamiento cuando solicitan ayuda médica. De igual forma, no tienen acceso a materiales legales y la información más básica se proporciona a los detenidos en inglés, un idioma que la mayoría de ellos no habla.