La propuesta de Andrés Manuel López Obrador de descentralizar 27 dependencias del gobierno federal puede resultar positiva para detonar el crecimiento económico de las ciudades receptoras y aliviar la concentración excesiva de habitantes y servicios en la capital; sin embargo, si no existe un plan maestro podría ser un proyecto fallido que cause muchos problemas y gastos a la administración entrante, advirtieron académicos universitarios.

César Salazar, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró que la iniciativa del virtual presidente electo podría dar buenos resultados, pero al mismo tiempo advirtió que hasta el momento no se ha dicho con claridad de qué forma se va a llevar a cabo.

Descentralizar generaría un mayor nivel de demanda de servicios de todo tipo en esas ciudades, incluida la parte inmobiliaria, y eso sería bueno para el desarrollo de ciertas zonas, porque las personas van a demandar bienes y servicios, la región tendrá que dárselos y eso generará miles de empleos, indicó el especialista.

Sin embargo, si no hay un plan maestro podría generar demasiados inconvenientes, entre ellos la posibilidad de que los trabajadores del Estado laboren en un sitio y su familia viva en otro, o que se dificulte la logística de las reuniones de la alta burocracia.

Ciudad de México ya está por encima de sus capacidades, por eso la descentralización puede ser algo positivo. Desde mi perspectiva, sí valdría la pena intentarlo como un proceso gradual, como un alivio para la capital y la posibilidad de desarrollo regional en otras ciudades, pero si no se hace de forma adecuada se podría volver un dolor de cabeza, advirtió Salazar.

Por su parte, Enrique Soto, responsable de la maestría en gestión urbana de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, manifestó que el proyecto de López Obrador es “una idea interesante que sin duda puede tener connotaciones importantes en las ciudades que van a recibir (a las entidades de gobierno), pero los retos están en los ‘cómos’”.

De acuerdo con el especialista, los beneficios de descentralizar serían el estímulo que se generaría en diversos sectores económicos, entre ellos el inmobiliario, lo cual provocaría a su vez la creación de empleos directos e indirectos y el necesario aumento de la inversión pública en infraestructura.

No obstante, dijo, al mismo tiempo hay que resolver al menos tres cuestiones básicas: cómo trasladar a otra entidad el patrimonio inmobiliario de los organismos de gobierno, cómo convencer a los trabajadores de que se vayan a vivir a otra ciudad sin que eso afecte su dinámica de vida y cómo realizar de manera eficiente los procesos de colaboración interinstitucionales.

Si dependiera de mí, lo haría de forma integral, siendo muy sensibles ante las necesidades de las personas, cumpliendo la normatividad y fortaleciendo las capacidades locales de las ciudades (receptoras), sabiendo que el proceso no va a terminar en esta administración. Es una tarea no sólo de cambio de oficinas, sino de compromiso integral, recalcó.