Sábado 11 de agosto de 2018, p. 9
La cinerrealizadora Claudia González-Rubio se pregunta: ¿Está bien qué yo esté aquí?
En meses recientes fue víctima de tres errores
, típicos en su área profesional, que evidencian la constante lucha de las mujeres por ocupar el lugar que merecen cuando hay talento.
El primer error fue en el pasado Mercado Industria Cine y Audiovisual (MICA). “Hace unos meses recibí del Instituto Mexicano de Cinematografía apoyo para escribir una serie de televisión. A los pocos días, el MICA me escribió porque estaban interesados en que mi serie fuera al mercado. Envié unos documentos con los nombres de los productores, la creadora (yo), los guionistas (otro compañero y yo) y los directores (un director hombre, amigo mío, y yo); finalmente el proyecto fue seleccionado… Semanas después, cuando vi el catálogo de MICA, me sorprendió que a lado de mi serie venía el nombre del otro director, mi amigo, su foto y filmografía. Me borraron. El problema no era que mi amigo (quien no tiene nada que ver con esto) apareciera, sino que yo no estuviera también”. Cuando Claudia pidió una respuesta, le contestaron: Perdón, la regamos, fue un error
.
¿Dolo, distracción, costumbre?
Ante ese error, González-Rubio se preguntó y se respondió: “¿hubo dolo? No creo; seguramente fue falta de rigor, pero, ¿por qué se comete un error así? ¿Es distracción? ¿Es la costumbre de dar por hecho que en esta industria es más común que el lugar del creador o director sea ocupado por un hombre?
Cualquier guionista sabe lo difícil que es nuestra profesión, y lo honrado que te sientes cuando alguien reconoce tu talento. No obstante, el premio se vuelve agridulce cuando no encuentras el apoyo completo y te asaltan dudas; te preguntas si está bien estar ahí.
El segundo no fue un error, sino una situación desafortunada, parte del mismo problema. Claudia González-Rubio cuenta: “El año pasado fui al Festival Internacional de Cine de Guanajuato, donde competí con un cortometraje que dirigí, My Soul Is Old. Mi esposo me acompañó. Cuando saludábamos a alguien, le preguntaban si venía de jurado, si participaba con algo. Mi esposo respondía que estaba ahí acompañándome. Por default se piensa que es el hombre el que presenta, el que trae, el que controla, el que consiguió estar ahí”.
Otra vez, la cineasta se pregunta: “¿Hubo dolo al asumir que era él quien tenía un papel en el festival? Por supuesto que no, simplemente eso fue lo que pensaron. Pero, ¿por qué? Las mujeres somos complejas, tenemos historias que contar; sin embargo, aún hay escepticismo al respecto. ¿Es miedo a dejarnos hacer lo nuestro, a creer que podemos crear algo tan fuerte y potente que aquellos que siempre han tenido se queden sin nada? Sería más constructivo pensar que podemos trabajar juntos, haciendo equipo hombres y mujeres…
En ese año, 2017, el festival de Guanajuato presentó 186 proyectos en su selección oficial, de los cuales 72 fueron dirigidos por mujeres. Menos de la mitad. De nuevo la pregunta: ¿está bien que esté yo aquí?
Sí está bien estar aquí
El tercer error que denuncia Claudia González-Rubio es el más grave: “Hace poco tuve la fortuna de formar parte de un muy buen equipo de trabajo; juntos escribimos la serie Falco, que se estrenó el 16 de julio en Amazon Prime.
“Éramos seis escritores en el equipo, cuatro hombres y dos mujeres. Estábamos emocionados de ver nuestros capítulos en streaming. Ver tu crédito en pantalla es la culminación del proceso creativo, es el reconocimiento final a tu trabajo, a un trabajo que –reitero–, puede ser duro.
“Cuando vi uno de los episodios que yo escribí, los créditos estaban mal. Le dieron mi crédito a otro compañero escritor, hombre, a quien respeto y que nada tiene que ver con que las cosas se hayan dado así. Hablé con los demás escritores y la otra compañera guionista estaba en la misma situación que yo. Los episodios de los demás escritores estaban bien. Sólo se habían equivocado con los créditos de las mujeres del equipo. ¿Coincidencia?
“Mi compañera guionista me dijo con ironía: ‘Se les ha de hacer raro que seamos mujeres y piensan que es un error’.
Claudia González-Rubio concluye: “Sí, sí está bien que esté yo aquí. Sí está bien que estemos aquí mujeres. Y, ojo, este no es un berrinche feminista, se trata de justicia. Estos errores no son exclusivos de los hombres, las mujeres también los cometen. En una misma oración no deberían de estar juntas las palabras ‘raro’, ‘mujer’, y ‘error’, y si en estas tres historias hubo dolo o no es lo de menos. Lo que debe revertirse es sentirse invisible. Las mujeres siempre estamos luchando por reconocimiento y visibilidad en este medio y es una injusticia que cuando finalmente puedes tener algo de eso no lo obtengas por la falta de rigor de otros… Generemos conciencia, prestemos atención, y ayudémonos entre nosotras”.