Crece la economía, pero...
a economía de Estados Unidos creció más de 4 por ciento el trimestre pasado, de manera paralela el desempleo llegó a 3.4, su nivel más bajo desde finales de los años 60, en plena guerra con Vietnam. Como era de esperarse, el gobierno del Donald Trump hizo alarde de eso y los líderes republicanos en el Congreso lo anunciaron como un logro de su estrategia al recortar impuestos. Olvidaron decir que 76 de los 94 meses de crecimiento sostenido ocurrieron durante la presidencia de Obama.
No tan rápido, diría David Leonhardt en su columna del lunes pasado (NYT). La espectacularidad de las estadísticas no se ha traducido en bienestar de la mayoría de los estadunidenses que han sufrido un sistemático deterioro en su capacidad adquisitiva desde que Trump llegó a la presidencia. A pesar que de forma nominal los salarios han ganado aproximadamente 2.7 por ciento, la inflación ha crecido 2.9. Como lo describió Galbraith: La parte del salario que aporta un aumento real de la renta es pequeña... el resto se limita a compensar la subida de los precios
(El nuevo Estado industrial, 1967). En consecuencia, el poder adquisitivo de los salarios ha disminuido por la inflación que hay cuando el desempleo es cercano a cero y las tasas de interés también son bajas. El asunto es más complejo, pero valga decir que no hay misterio sino estricta aritmética.
La explicación del bajo nivel de desempleo no es completa sin tomar en cuenta la necesidad que la mayoría de los trabajadores de menor calificación tiene que laborar por lo menos dos turnos para poder sobrevivir. Por esa razón, buena parte de quienes trabajan en servicios debe hacerlo en más de un empleo para poder sufragar gastos elementales de sus familias. Por su parte, los empleadores evitan contratar a un solo empleado por una jornada completa de trabajo, la dividen en dos o más turnos para evitar el pago de las prestaciones, una de ellas son servicios médicos. Atomizar el empleo es una forma de reducir el desempleo, pero no se traduce en mejores salarios ni mayor bienestar para las mayorías.
Según el Departamento de Comercio, más de 40 por ciento de quienes tienen baja o escasa capacitación está en servicios, donde hay una tasa mayor de crecimiento. Esto da una idea de porqué la desigualdad es más profunda. Por cierto, es el sector que absorbe la mayor parte de quienes llegan del sur del río Bravo.