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Aretha Franklin era tan sencilla, que la gente se sorprendía, recuerda su estilista

La cantante siempre fue muy alentadora para la comunidad negra, asegura

 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de agosto de 2018, p. 9

Southfield, EU

Jacqueline Robinson fue durante años la peluquera de Aretha Franklin. Acudió a sus fastuosas fiestas de Navidad, conoció a Oprah Winfrey y cenó con personajes como Stevie Wonder.

A la estilista, que aprendió el oficio en Europa y dirige un salón de lujo cerca de Detroit, se le partió el corazón cuando la mujer a la que llamaba inspiración murió el jueves después de una larga batalla contra el cáncer.

Tuve dolor de cabeza y de barriga. Lloré todo el día, relata Robinson a Afp. Sólo encontró consuelo al escuchar que las emisoras de radio honraban a La reina del soul emitiendo sus canciones hasta medianoche.

Fue a finales de la década de los 90 cuando atendió el teléfono y la impresionante voz de Franklin le pidió que la peinara. Cuando su limusina salía del salón de Robinson, la gente de los alrededores se paraba a mirar.

Pero la 18 veces ganadora del Grammy, catalogada por la revista Rolling Stone como la mejor cantante de todos los tiempos, nunca se dio aires de grandeza y se sentaba en el salón junto a cualquier otro cliente.

“Ella nunca intentó andar con careta de ‘Soy Aretha’ o ‘apártense de mi camino’. Nunca, nunca, nunca”, recuerda Jacqueline Robinson sentada en el taburete de su peluquería, con el pelo gris hacia atrás, el lápiz labial perfectamente aplicado y ataviada con un elegante vestido negro.

La leyenda del soul tenía varios, si no muchos, estilistas en Michigan, pero Robinson fue la elegida para que la peinara cuando acudió al programa de Oprah Winfrey y a los premios BET.

La oía cantar en el baño cuando viajaba con ella, recuerda. ¿Nunca has escuchado a alguien cantando que suena como orquesta completa? Esa es Aretha. Tiene una voz hermosa.

Recuerdos inolvidables

“Le encantaba cuando la peinaba –explica Robinson–. Ella me dijo: ‘Jacqueline, eres muy especial; tienes un toque maravilloso.’”

La mente de la estilista está llena de recuerdos indelebles, como charlar entre bastidores con Winfrey y Mary J. Blige o no contener las lágrimas en casa después de la actuación de la cantante en Amazing Grace.

De verdad. Hubo muchas lágrimas, muchas lágrimas. Es tan maravillosa. Oprah estaba llorando. Fue genial.

También hubo momentos hilarantes. Para los premios BET, la cantante le pidió que recogiera sus trenzas en un moño, el cual la intérprete pretendía usar como factor sorpresa, mostrándolo después de quitarse una peluca.

Pero cuando lo hizo, la peluca hizo volar un pendiente de valor incalculable que le había prestado un joyero de Nueva York.

Stevie Wonder y la cantante Alicia Keys estuvieron presentes en esos premios. Cuando todo terminó, cené con toda esta gente... Fue maravilloso, recuerda.

No sólo era el cabello. Aretha Franklin frecuentó durante 10 o 15 años el mismo salón para que Shawn Frazier le hiciera la manicura por 80 dólares. Naranja óxido, plata un azul plateado eran sus colores favoritos, recordó Frazier.

Los clientes estaban muy sorprendidos de que simplemente entrara y fuera tan normal, dice Frazier. Te hacía sentir cómoda.

Los recuerdos brotan la voz de Fraizer como los de las fastuosas fiestas navideñas que Aretha ofrecía; entre ellas, una ambientada como un paraíso invernal con nieve simulada.

La canción Respect fue su tarjeta de presentación: un himno feminista que inspiró a generaciones de mujeres de todo el mundo.

Para Robinson, La reina del soul fue muy, muy inspiradora como mujer afroestadunidense. Después de formarse en Europa, Robinson fue la primera peluquera negra de la década de los años 70 en trabajar en un lujoso salón.

Durante un año fue asistente y luego la obligaron a trabajar en un cuarto trasero.

Dos peluqueros amenazaron con renunciar si la contrataban, por lo que cada mañana les llevaba el café y limpiaba sus ceniceros, hasta que fue promovida como se merecía y posteriormente estableció su propio negocio.

La señorita Franklin fue muy, muy, muy alentadora, relata. No temas, hay suficientes mujeres que te van a apoyar, le dijo Aretha.

Nos dio orgullo, asegura Robinson. “Aretha siempre fue Aretha; siempre alta, siempre cantando I love Detroit. Fue una fuente de inspiración para todos nosotros.”