Al asegurar que no representa a ningún grupo ni corriente, Claudia Ruiz Massieu asumió anoche la presidencia nacional del PRI y pidió a sus compañeros confiar en ella para reformar al partido. Reconoció que el tricolor no alzó la voz a tiempo ante los casos de corrupción en sus filas, y falló a los ciudadanos al acercarse demasiado a las élites.

Nuestros adversarios nos ganaron con nuestras propias armas, supieron escuchar más a las bases que votan por esperanza y principios, expresó ante 470 consejeros políticos nacionales (de 723) reunidos en sesión extraordinaria, quienes la eligieron para concluir el periodo 2015-2019, para el que fue elegido hace tres años Manlio Fabio Beltrones.

Frente a gobernadores, ex presidentes del partido y legisladores, señaló que los priístas serán una oposición firme, crítica, valiente y vigilante, de auténtico contrapeso, que hablará de frente al próximo gobierno, sin bloquear proyectos, pero rechazará lo que comprometa la estabilidad del país.

Pero en este intento de restructuración, en la disyuntiva de ser un partido vertical o presidencialista o uno democrático y horizontal, les pidió ser autocríticos y no culpar a sus adversarios de la derrota. Todos somos corresponsables:

No supimos defender a nuestro partido, nos olvidamos de nuestros orígenes cuando abandonamos la acción política de base; privilegiamos el pragmatismo sobre nuestros principios, nos dejamos seducir por el poder, dijo.

Además, dejamos a las cúpulas –y a los asesores externos– las decisiones que corresponden a la militancia y, al hacerlo, la marginamos. Nos acercamos demasiado a las élites y nos distanciamos de las causas ciudadanas, pasamos más tiempo en los despachos que en las calles.

La expresión provocó aplausos entre los consejeros e invitados. Les recordó que hasta el 30 de noviembre el PRI contará con un liderazgo natural al cual aglutinarse, y reconoció entonces al presidente Enrique Peña Nieto.

Al final de su discurso, Ruiz Massieu ofreció su palabra, trayectoria y prestigio, y anunció que en un plazo de 60 días será nombrado el secretario general del partido, puesto para el que –según trascendió ayer– los gobernadores propusieron a Rolando Zapata, una vez que concluya su mandato en Yucatán, el primero de octubre.

En el inicio de la sesión, la alegría de la batucada del PRI Guerrero y las porras de los cetemistas fue opacada por el ex diputado local Cristian Vargas (vinculado al líder de los pepenadores, Cuauhtémoc Gutiérrez). Irrumpió en el estrado para exigir turno como orador. Después de gritar y empujar a quienes intentaban calmarlo, el dipuhooligan, como se autodenomina, criticó el método de elección de Ruiz Massieu –aunque le manifestó su apoyo– y reprochó a sus compañeros que el lunes, en Palacio Nacional, no le respondieron al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y se quedaron callados.