Roma., Perturbada, provocadora, pero también brillante y valiente, la actriz italiana Asia Argento, líder del movimiento #MeToo es una de las personalidades más sorprendentes del cine mundial y esta semana pasó de acusadora a acusada de abuso sexual.

La actriz, como la prostituta, es sólo un instrumento para saciar el sueño de otro director o cliente, afirmó hace unos años.

¡Qué profesión sublime es la de ofrecer placer!, agregó.

Voz ronca, cuerpo cubierto de tatuajes, elogiada por su valentía, enaltecida por su contribución a la liberación de las mujeres agredidas, Argento ha sido también blanco de críticas feroces.

Para algunos su denuncia de violación, 20 años después, es una forma de darse publicidad.

La actriz y directora volvió a la primera plana de los diarios esta semana por el artículo de The New York Times en el que la acusan abuso sexual

Argento ha trabajado en películas en francés, italiano e inglés, ganado dos David de Donatello –el Óscar italiano– por su trabajo en Perdiamocci di vista (1994) y Compagna di viaggio (1996) y es autora de un documental sobre la vida de su padre, con el que mantuvo durante años una relación complicada.

A menudo descrita por los medios como una perturbada, la actriz, nacida en Roma en 1975, ha interpretado personajes marginales, trabajado tanto con importantes directores como para filmes comerciales.

En 2007 protagonizó un atrevido desnudo para un filme de Abel Ferrara, en la que subió al escenario con un perro rottweiler, y en 1998 aceptó interpretar una prostituta para la película New Rose Hotel. Siempre me ofrecen el papel de puta, confesó.

A los ocho años publicó un libro de poemas. Fue criada con la lectura de los guiones de las cintas de terror de su padre, Dario Argento.

Me olvidé de ese padre, incluso me tomó mucho tiempo. (...) Sólo queda un corazón de piedra, explicó para describir su compleja relación con el maestro de terror, con el colaboró en varios largometrajes, como Trauma The Stendhal Syndrome y El fantasma de la ópera.

Es madre de Anna Lou, fruto de su relación caótica con el cantante Morgan, del grupo Bluvertigo, y de un niño, hijo del actor italiano Michele Civetta.

Su vida fue sacudida por el suicidio en junio de su compañero sentimental Anthony Bourdain, cocinero e ícono de la televisión de Estados Unidos: Era mi amor, mi roca, mi protector, escribió en su cuenta de Instagram.