La Reforma Universitaria de Córdoba, Argentina, de 1918 fue un movimiento estudiantil con repercusiones continentales, se explicó ayer en el la tercera sesión del curso interinstitucional Un siglo de movimientos estudiantiles, organizado por el Seminario de Educación Superior de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La sesión fue dedicada a los estudiantes de Chile que se movilizan en estos días contra el estatuto laboral juvenil impulsado por el gobierno de Sebastián Piñera, y que consideran que precarizará las condiciones laborales de los jóvenes.

El investigador Roberto Rodríguez Gómez, del Instituto de Investigaciones Sociales, ofreció la conferencia La impronta autonomista en América Latina (1918-1930).

En el Instituto de Investigaciones Económicas, Rodríguez explicó que los especialistas tienen dos visiones respecto al movimiento de Córdoba. La primera es que la reforma fue un detonante de movimientos universitarios en América Latina en las décadas de 1920 y 1930, y que su ideario articuló las agendas reformistas.

La segunda es que los movi-mientos estudiantiles son independientes entre sí. La verdad está un poco en medio de ambas tesis, planteó. Si se analiza cada movimiento, se encuentran causas y procesos distintos en cada país, pero también hay huellas del movimiento de Córdoba en ellos.

El ideario de Córdoba contenía una decena de principios, entre ellos la participación estudiantil en el gobierno universitario, la docencia libre, la publicidad de los actos universitarios, la creación de universidades populares, la ayuda social a los estudiantes, y la necesidad de que la universidad tuviera una orientación social.

Antes y después del movimiento de Córdoba hubo movilizaciones estudiantiles y reformas en instituciones de Argentina, Perú, Cuba, Chile, Guatemala, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Brasil y México, entre otras. Buscaban la renovación de las universidades y la transformación social, que superaban en varios casos el ideario de Córdoba.