Blackkksman y el racismo en EU
l cine es uno de los medios favoritos de entretenimiento en el que millones de personas se evaden ocasionalmente de una realidad que no suele ser muy grata. Pero en el cine también se cuentan historias que se pierden en las páginas de los diarios, revistas y libros a los que muchos no tienen acceso, o simplemente no les interesan. No pocos directores lo han utilizado para recordarnos la vigencia del sinnúmero de injusticias cometidas a lo largo de la historia.
Recientemente, se exhibió una película que, con cierta dosis de humor negro, recuerda al espectador que aún hay un largo camino para superar una de las lacras más profundas de algunos sectores de la sociedad estadounidense: el racismo. Mediante un provocador relato, el siempre controvertido director Spike Lee, en uno de sus mejores filmes, Blackkksman, da cuenta de la curiosa historia del primer detective negro que fue admitido en el cuerpo de policía de la ciudad de Colorado Springs, y de la forma en que se infiltra en el Ku Klux Klan para poner al descubierto sus sórdidas actividades, una de ellas es su intención de asesinar a Stokely Carmichael durante la visita a ese poblado. Además del racismo del KKK, Lee revela la forma en que el FBI, bajo las órdenes de su director el inefable Edgar J. Hoover, espía a los miembros de las organizaciones que simpatizan con la defensa de los derechos de los negros. Con su característico sarcasmo, Lee ridiculiza a los miembros del KKK, incluido su presidente David Duke, representándolos como un puñado de personas cuya característica principal es el odio a los negros y judíos, además de su supina ignorancia. Sin sutilezas, se refiere a la liga que ePxiste entre los miembros de algunos cuerpos policiacos con el KKK, y de la intención del FBI y su director por encubrir esas relaciones.
La actualidad de la historia contada por Lee, en la que realidad y ficción son el medio excelente para poner de relieve que, 50 años después de que los miembros del KKK asesinaron a Martin Luther King para acallar su lucha por los derechos de los negros, en algunos sectores de la sociedad estadunidense subsiste el profundo racismo que a lo largo de la historia los ha caracterizado. Hoy se puede advertir que ese camino se ha vuelto aún más pedregoso con la llegada a la presidencia de una persona que sin rubor alguno ha manifestado las mismas ideas que los asesinos de King. Peor aún, con sus declaraciones ha dado carta blanca a la redición de sus ritos y avalado sus delirios ultranacionalistas de supremacistas blancos.