Alicia Ramírez, tiene 60 años. Se encarga de dos nietas, las acompaña a la escuela, las cuida y alimenta, debido a que los padres trabajan. Aunque dice que le gusta dedicarse a las niñas, acepta que a veces se siente molesta, pues su hija quiere que sea su sirvienta.

Por la labor que realiza no recibe un pago, aunque considera comprensible que las abuelas colaboren con la familia.

Su hija, sin embargo, espera que le ayude en más labores del hogar, como lavar la ropa o limpiar la casa, a lo que Alicia dice: “No voy a ser su sirvienta.

Es tan grande el cariño por sus nietas, no obstante, que no importa si su hija la regaña, lo que me haga o me diga. Yo tengo que estar ahí por ellas.

Leonor Guízar tiene 61 años; ella también cuida de su nieta de ocho años y en ocasiones al esposo de su hija. La familia vive en Miami, y por la labor que realiza le pagan 40 dólares a la semana, pues le dicen que en la casa de su descendiente la alimentan y le compran boletos de avión cuando quiere regresar a Ciudad de México.

Aunque no le agrada el trato que le da su hija, asegura que no tiene más opciones, pues no cuenta con otro trabajo y tampoco recibe pensión.

En tanto, frente a la cada vez más frecuente ausencia de los padres, por cuestiones laborales, divorcios, porque son jóvenes o debido a la muerte de alguno de ellos, son los abuelos quienes educan y juegan un papel importante en el desarrollo de los menores, asegura el Centro de Especialización de Estudios Psicológicos Infantiles.

Ellos, los abuelos, explica el centro, suelen hacer la función de padres, y aunque la falta de éstos puede ocasionar problemas emocionales en los niños, hasta cierto punto los progenitores están matizados cuando se tiene una buena comunicación con los abuelos.

En tanto, los adultos mayores no siempre viven condiciones favorables dentro de sus hogares. En el contexto del Día del Abuelo, que se conmemora cada 28 de agosto, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) expuso que la mayoría de las personas mayores, al no tener ingresos suficientes ni seguridad social depende casi por completo de sus descendientes o de los programas sociales, pero allí también experimentan discriminación.

En consecuencia, “en ocasiones las familias las consideran ‘una carga’ y por eso se les maltrata, abandona o invisibiliza”. Además, en el Estado muchas veces se las considera destinatarias exclusivas de políticas asistencialistas que no promueven realmente su inserción.

El Conapred refiere que las personas mayores no tienen muchas posibilidades de acceder a un empleo, porque se les considera poco productivas o inútiles.

La Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017 arrojó que casi la mitad de los ancianos cree que sus derechos son poco o nada respetados, y uno de cada cinco, reportó haber sido discriminado por al menos un motivo en los 12 meses pasados, principalmente en la calle, el transporte público y la familia.