La industria aérea mexicana y organismos internacionales, como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (Alta), se inconformaron ante la Comisión Reguladora de Energía (CRE) por las tarifas fijadas a Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) para cobrar el servicio de almacenamiento de combustibles de aviación, como parte de la liberación de ese servicio ordenado en la reforma energética.

La Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero), que aglutina a las aerolíneas que operan en México, señaló que sin reforma las empresas del área pagan alrededor de 600 pesos por metro cúbico más que en otros aeropuertos del mundo, lo cual representa 5 por ciento de costo adicional en la operación de vuelos internacionales.

Pero con las tarifas aprobadas por la CRE pagarán 760 pesos más, lo cual significa un incremento en los costos de 6.3 por ciento por arriba del promedio mundial, por lo que el impacto será de al menos 750 millones de pesos al año.

Las condiciones actuales están dadas para perpetuar a ASA como agente monopólico en la comercialización de combustibles de aviación en México, pues no existe incentivo alguno para que las aerolíneas decidan contratar a un proveedor diferente. Esto atenta claramente contra el espíritu de la reforma energética, que busca promover la entrada de competidores para beneficio de los usuarios finales, que son los pasajeros aéreos, señaló.

La Canaero, IATA y Alta advirtieron que los costos continuarán en aumento si no hay una corrección de la CRE y porque en breve la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dará a conocer las nuevas tarifas into-plane, como la recarga de combustible, entre otros servicios.

Los precios autorizados por la CRE son producto de un análisis incompleto, que consideró parcialmente los comentarios, entregado por esa industria para mostrar que existió un proceso de consulta. Incluso, las tarifas finales son significativamente más altas que las propuestas en el primer ejercicio de consulta llevado a acabo en julio, cuando se solicitó que los parámetros con que fueron calculadas fueran acordes con las mejores prácticas internacionales, señalaron los inconformes.

En la carta de inconformidad dirigida al presidente de la CRE, Guillermo García Alcocer, detallaron que después de la segunda entrega de comentarios a los parámetros propuestos por la Comisión Reguladora de Energía, la industria no fue enterada sobre la propuesta final para las tarifas de almacenamiento.

El resultado solamente describe un proceso de consulta poco transparente y el efecto final únicamente generará sobrecostos para aerolíneas y pasajeros en el momento en que algún operador decida arrendar almacenamiento a ASA.

Detallaron que ante la eventual entrada de competidores a la comercialización de combustible para transporte aéreo, como estipula la reforma energética, al principio se verán forzados a comprar el producto a Petróleos Mexicanos, de tal forma que, como ente monopólico, no existen razones para pensar hoy que Pemex venderá a los nuevos competidores a un precio menor al que actualmente le cobra a ASA. Muy probablemente, al tener consumos atomizados, el precio del producto tienda al alza en dicho periodo.