Jueves 30 de agosto de 2018, p. 36
Las guacamayas rojas se encuentran en peligro de extinción debido a su captura para el mercado de mascotas. En México, habitaban desde Tamaulipas hasta Chiapas, pero hoy existen menos de 200 ejemplares en la selva Lacandona, de acuerdo con Patricia Escalante, investigadora del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Otra de las razones por las que ha disminuido su población es la pérdida de su hábitat debido a la tala indiscriminada que ha acabado con las selvas tropicales.
El problema es grave, y a pesar de estar catalogadas como especie en peligro de extinción por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, continúa su comercio ilegal.
La UNAM, la reserva ecológica Nanciyaga (ubicada en la selva de Los Tuxtlas, Veracruz), la Asociación Bosque Antiguo y el Parque Ecológico Xcaret crearon un proyecto conjunto con el propósito de rescatar esta especie.
En Xcaret se encuentra la colonia reproductiva, donde estudiantes de servicio social de la universidad ayudan y crían grupos de guacamayas de un año de edad, para después liberarlas en la reserva Nanciyaga de Los Tuxtlas.
En 2014 se liberaron los primeros ejemplares y desde entonces se han puesto en libertad siete grupos con un total de 189 aves, de las cuales han logrado adaptarse 155.
Para ponerlas en libertad, se realiza un entrenamiento que consiste en perseguirlas con redes para generarles aversión hacia las personas y así no se dejen atrapar. Además, las acostumbran a que no estén en el suelo para que no las alcancen los depredadores.
En la reserva Nanciyaga las alimentan con diferentes frutas, como plátano, manzana, betabel, guayaba y, además, les agregan frutos silvestres para que cuando las liberen los reconozcan y se alimenten de ellos.
Este proyecto es fundamental para rescatar no sólo a las guacamayas, sino también su hábitat, y con ello, conseguir que otras especies se conserven.