Temor a extorsionadores
Piden a Cuauhtémoc Blanco que el municipio tenga su propia policía
Lunes 3 de septiembre de 2018, p. 30
Tlayacapan, Mor., Los habitantes de esta comunidad indígena, regida por usos y costumbres, dedicados principalmente a la elaboración de artesanías y al cultivo de nopal y maíz, determinaron crear grupos de autodefensa ante la delincuencia en el nororiente del estado.
Entrevistados en el poblado de San Agustín Amatlipac, David Ramírez, ex ayudante municipal de Tlayacapan, y el actual, Antonio Aguilar Medina, recuerdan que el 25 de junio decidieron ‘‘tomar las armas’’ para protegerse.
En la asamblea comunitaria, realizada en la ayudantía municipal, los pobladores votaron a mano alzada a favor de crear su policía comunitaria, pues no confían en los policías del mando único y temen que las bandas de extorsionadores que operan en la región de los Altos de Morelos lleguen a Tlayacapan, pueblo mágico de aproximadamente mil habitantes.
‘‘No esperaremos a que nos cobren derecho de piso. El pueblo se atrevió a tomar las armas para que no lleguen a robarnos, extorsionarnos o secuestrarnos’’, expuso David Ramírez.
Aguilar Medina recordó que antes de que instalaran retenes a la entrada y la salida del pueblo hubo robos de equipo agrícola y de camionetas en las carreteras a Cuautla y Yecapixtla.
Después de que se aprobó crear la guardia comunitaria una comisión de vecinos reclutó jóvenes, y con apoyo de la ayudantía y de algunos lugareños colocaron las barricadas.
En asamblea se acordó que ‘‘si agarramos delincuentes no los vamos a entregar a la policía ni a la fiscalía, porque en Tlalnepantla y en Tetela del Volcán ha habido casos en que los liberan, lo que demuestra que están coludidos con la delincuencia. Así no se puede’’.
Entre 20 y 30 muchachos hacen rondines y vigilan en los retenes;. Hay una lista de 200 voluntarios para ser autodefensas.
Ramírez explicó que las guardias comunitarias de San Agustín Amatlipac, municipio de Tlayacapan, cuentan con radios de dos vías y algunas armas de fuego registradas ante la Secretaría de la Defensa Nacional.
Pidió a Cuauhtémoc Blanco Bravo, quien asumirá la gubernatura el primero de octubre, que regresen las policías a los 33 ayuntamientos.
El pasado 28 de agosto, en San Agustín Amatlipac se reunieron unos 100 dirigentes de policías comunitarias y fijaron su postura sobre lo ocurrido en Tetela del Volcán el 31 de julio, cuando una turba mató a un colombiano, y posteriormente cuando retuvieron a dos jóvenes de Oaxtepec, hecho por el cual los comunitarios fueron acusados de extorsión ante la fiscalía regional de Cuautla.
José Antonio Hernández Barrios, ayudante del municipio indígena de Hueyapan, aseguró que ahí las guardias comunitarias sólo operan de noche.
El pasado 23 de julio, habitantes de Hueyapan y Tetela del Volcán bloquearon seis horas la carretera de cuota Cuautla-México y la federal Cuautla-Yecapixtla para exigir la presencia de soldados y marinos, y la salida de los elementos del mando único. Advirtieron que si las autoridades no atendían su reclamo reforzarían las guardias comunitarias.
Hernández Barrios recordó que la protesta se debió a que una banda criminal que opera en Cuautla intentó extorsionar a un chofer de la ruta Cuautla-Hueyapan.
En esa ocasión, los pobladores conformaron el Consejo de los Pueblos Unidos de Morelos, y en un comunicado dirigido al presidente Enrique Peña Nieto, puntualizaron: ‘‘En Morelos estamos viviendo la peor inseguridad de todos los tiempos. Grupos delincuenciales han sentado sus reales en pueblos y ciudades, sembrando terror con amenazas, cobros de derecho de piso, asaltos, secuestros, asesinatos, abigeato, robos de vehículos, a viviendas, empresa y transporte público, todo con la complacencia de nuestras autoridades estatales y municipales.
‘‘La inseguridad rebasó por mucho al gobierno del estado o, en el peor de los casos, éste se volvió parte; por eso pedimos auxilio urgente para sacar al crimen de nuestra entidad. De lo contrario, nos organizaremos para combatirlo”.
Habitantes de Hueyapan y de Tetela del Volcán dijeron sentirse más seguros con la operación de las policías comunitarias. ‘‘Estamos más tranquilos. Esto es mucho mejor. A los otros policías (del mando único) no los conocíamos y nos daban mucha desconfianza’’, dijo María González, de Hueyapan.