A poco menos de tres meses del cambio de gobierno, la calificadora de deuda Moody’s consideró que no existe claridad sobre la forma en que la administración del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, pueda introducir cambios en la política económica.

Es un poco confuso cómo es que el presidente electo López Obrador podría cambiar la política económica; sin embargo, las dinámicas de crecimiento no cambiarán en forma significativa, señaló Felipe Carvallo, analista de Moody’s y coautor del reporte Perspectiva del sistema bancario en México, publicado este martes.

No obstante, apuntó, hasta ahora López Obrador no ha dado muestra de que pretenda interferir en el sistema bancario para expandir el crédito o financiar sus planes sociales.

La injerencia, para mejor acceso al crédito

“Aunque otros gobiernos de izquierda en América Latina tienen un historial de interferir con esos sistemas para mejorar el acceso al crédito y apoyar sus objetivos de desarrollo económico, López Obrador no ha dado ninguna muestra de que planee inmiscuirse en el sistema bancario de México.

Por el contrario, el equipo del presidente electo ha indicado que espera asociarse con los bancos para lograr sus objetivos, incluida la promoción del desarrollo de la infraestructura, la vivienda y las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, lo que esto significará en la práctica aún está por determinarse, y probablemente seguirá siendo incierto, al menos hasta que el presidente entre en funciones el próximo primero de diciembre, mencionó Moody’s.

El reducido nivel de penetración financiera en México –el crédito equivale a alrededor de 36 por ciento del tamaño de la economía-- y la alta rentabilidad de las instituciones bancarias podrían convertirlas en un objetivo tentador, dadas las limitaciones fiscales y las elevadas expectativas que enfrentará el gobierno, sostuvo.

Las restricciones institucionales probablemente impedirían al próximo gobierno imponer topes de tasas de interés o cuotas de préstamos, como se ha hecho en otras partes de la región.

“Específicamente, limitar las tasas de interés requeriría la aprobación del Banco de México y esto parece poco probable, pues el presidente electo se ha comprometido a respetar su independencia.

De manera similar, si bien la reforma financiera de México en 2014 brinda potencialmente al gobierno la capacidad de inducir a los bancos a aumentar los préstamos, esto no se ha probado y creemos que es poco probable.

En cambio, consideró que es más probable que la nueva administración recurra a los bancos de desarrollo, que complementan a la banca privada sin competir con ella, para apoyar sus objetivos de crecimiento económico.

La firma especializada consideró que, en términos del sistema financiero y bancario, una negociación exitosa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte desencadenará un alza en la demanda de créditos e inversión. e impulsará la dinámica económica.

En ese sentido, apuntó que la perspectiva para el sistema bancario de México es estable, con base en expectativas que los acreedores continuarán mostrando fundamentales sólidos y que los riesgos del entorno operativo están mermando.