Lanzan campaña de donación de libros; la finalidad es reconstruir la biblioteca de antropología del recinto
Jueves 6 de septiembre de 2018, p. 5
El incendio del Museo Nacional de Brasil destruyó el trabajo de generaciones de científicos en múltiples campos y produjo un agujero en la formación de nuevos investigadores, coinciden especialistas vinculados a esa institución cultural.
Las reflexiones sobre la magnitud de los perjuicios al conocimiento, así como las iniciativas para paliarlos y recomenzar apenas corren, más allá de la cuantificación de las piezas destruidas.
Se perdió el sustento de investigaciones alrededor de pueblos originarios de la Amazonía y del trasiego de esclavos negros en ese país sudamericano, además de los objetos que documentaban iniciativas en ciencias naturales.
La sección Memoria y archivo del Museo Nacional poseía un acervo documental que registraba el trabajo científico en Brasil y los cambios ocurridos en el escenario internacional de las ciencias. Además, custodiaba archivos personales de científicos y profesores.
Otra gran pérdida es la de los materiales del Centro de Documentación de Lenguas Indígenas, especializado en idiomas originarios y variedades del portugués en Brasil, con una colección de texto, audio y material visual.
En él se podían encontrar discursos narrativos, canciones, parte sonora de vocabularios y formularios relativos a las lenguas indígenas y otros materiales de audio. Se estima que todo se ha perdido, según el sitio de la revista brasileña Biblioo.
La antropóloga Elena Monteiro Welper dijo al Huffpost de Brasil que su investigación sobre la vida y obra de Curt Nimuendajú (1883-1945), etnólogo alemán considerado uno de los fundadores de la etnología brasileña, se truncó.
‘‘Nimuendajú produjo una cantidad enorme de material sobre los indios de Brasil y fue una inspiración para grandes nombres de la etnología brasileña, como Darcy Ribeiro. Después de su muerte, el Museo Nacional compró su patrimonio científico, que incluía libros, cartas, diarios de campo, cuadernos, informes, mapas, fotografías y manuscritos inéditos, y constituye un archivo de miles de ítems.”
La paleontóloga Gabriela Sobral relata que el trabajo en el museo es ‘‘colectivo y de hormiguita. Para las colecciones biológicas, por ejemplo, cada investigador recogía un poquito y, de colecta en colecta, los grupos de investigadores creaban el acervo. Esa labor es imprescindible. Y todo eso se perdió.
‘‘Ahora, la atención de los investigadores estará concentrada en recolectar material. Y hacer un trabajo repetitivo, porque en lugar de recoger elementos nuevos, usted retrocede y necesita recoger los que ya habían sido reunidos. Tendremos un agujero en la formación de investigadores de Brasil, por falta de material, además de los recortes presupuestales y la carencia de incentivos. Se ha borrado parte de nuestra historia.”
Cerca de 300 piezas, entre ellas algunas de las más emblemáticas de la colección del museo habían sido escaneadas en años recientes y ahora los archivos podrán ser utilizados para hacer reproducciones perfectas de algunas obras consumidas por el fuego, reportó Ap.
Las obras más relevantes de la civilización egipcia, el cráneo de Luzia, el más antiguo hallado en América, la urna de Marajoara, célebre cerámica precolombina de la Amazonía, colecciones grecorromanas y piezas de palentología están digitalmente guardadas.
Luego del incendio, se iniciaron algunos visos de recuperación colectiva de los recursos del museo, como la iniciativa lanzada por estudiantes de museología de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro, que solicitaron a todas las personas que tengan fotos o materiales audiovisuales de los acervos o espacios expositivos del Museo Nacional que las envíen al correo electrónico [email protected].
La enciclopedia en línea Wikipedia convocó a que le envíen fotos de piezas que resguardaba el recinto devastado para incluirlas en su sección de uso libre Wikimedia Commons, a la dirección commons.wikimedia.org.
Además, se inició una campaña de donación de libros para reconstruir la Biblioteca de Antropología Francisca Keller, del Museo Nacional de Brasil, por conducto de Paula Mello, coordinadora del Sistema de Bibliotecas e Información de la Universidad Federal Río de Janeiro, contacto con [email protected].