La historia se repite
n 1930, en plena depresión económica en Estados Unidos, el presidente Herbert Hoover ordenó la deportación de un millón de mexicanos y mexicoestadunidenses con el pretexto de que hurtaban trabajos
. Las expulsiones se enmarcaron en el programa Los trabajos americanos son para los americanos. El ex senador demócrata Joseph Dunn rescató uno de los más vergonzosos pasajes de la historia del país vecino en relación con su política migratoria, según el artículo aparecido en el diario Washington Post recientemente.
La historia no debe ser extraña a miles de mexicanos y latinoamericanos que en las semanas recientes han sido sujetos de una nueva ola de deportaciones que han violado los más elementales derechos humanos con un pretexto similar al esgrimido por Hoover hace poco menos de un siglo. Detenciones y deportaciones han sido arbitrarias e injustas, incluyendo a ciudadanos nacidos en la Unión Americana, y a quienes, habiendo nacido en otros países, adquirieron la ciudadanía estadunidense. En 1930 la excusa fue la recesión económica, pero en 2018, cuando la economía crece a un ritmo sostenido por arriba de 3 por ciento y el desempleo es de 3.8 por ciento, ¿cuál es o son las excusas? Una de ellas es la pérdida de popularidad del presidente. Reditar temas de su campaña, como: deportaciones masivas de trabajadores migrantes, construcción del muro en la frontera y el fomento del nacionalismo más rampante, es una posibilidad de conservar el favor de los republicanos y los electores más rabiosamente conservadores y xenófobos que aún lo apoyan en gran número.
Sus problemas entre el electorado independiente seguramente aumentarán con motivo de las revelaciones que un funcionario anónimo de la Casa Blanca hizo al New York Times con rela-ción a una soterrada rebelión en el entorno más próximo al presidente. A ellas se suma el libro Fear, de Bob Woodward, en el que da cuenta de una docena de entrevistas con algunos colaboradores cercanos de Trump, quienes describen sus torpezas, berrinches, incapacidad para gobernar y el peligro que existe de que continúe siendo el responsable de los destinos de la nación más poderosa del orbe.
La necesidad de sobreponerse a esos golpes es motivo más que suficiente para buscar chivos expiatorios, incrementando las redadas de trabajadores latinoamericanos acusándolos de delincuentes y llamando al ultranacionalismo.