Su operatividad se basaba en la confianza: Hernández Gamundi
Miércoles 12 de septiembre de 2018, p. 16
El viernes 2 de agosto de 1968 se conformó el Consejo Nacional de Huelga (CNH). Días después hizo público su pliego petitorio (de seis puntos), documento desafiante en el que se planteaban retos de transformación democrática.
El CNH revolucionó las estructuras de organización social en México. Su operatividad se basaba en la confianza entre todos quienes lo conformaban y en la gran representatividad que tenía. Su integración desafió las viejas estructuras verticales de poder, incluidas muchas de las organizaciones (sociales, sindicales o institucionales) consideradas progresistas.
Fue un órgano de dirección horizontal capaz de construir una autoridad política y moral. Estaba formado por tres representantes de cada una de las escuelas en huelga, que eran nombrados por sus asambleas (locales), que sesionaban tres veces al día (en la mañana, al medio día y en la tarde), y en cualquiera de éstas se podía revocar el nombramiento de los representantes ante el CNH. La rendición de cuentas era fundamental
, explica Félix Hernández Gamundi, uno de los dirigentes ante esa instancia.
Se trataba de una representación real. Quienes fungían en ese rol no podían traicionar a sus escuelas. Eran verdaderos representantes, su obligación era llevar al seno del CNH la posición y los acuerdos de las asambleas, aun cuando no los compartieran del todo. Esa era su primera obligación. A la vez, llevaban a sus asambleas las directrices políticas emanadas de las sesiones del consejo. Era un ir y venir
.
El trabajo no concluía ahí. Una vez tomados los acuerdos, el CNH se desdoblaba, se lanzaba y tomaba las calles. Ya sea con multitudinarias marchas o mediante las comisiones de brigadistas que aparecían en los mercados públicos, los cines, las inmediaciones de las fábricas, así como en múltiples calles de decenas de colonias. Todo ello para informar de su posición y, pese a las limitantes, contrarrestar las versiones oficiales.
Eso generaba gran emoción; te envolvías en ella y eras capaz de enfrentar lo que fuera; cualquier situación era superable
, recuerda Hernández Gamundi.
Los seis puntos del pliego eran:
1.- Libertad a los presos políticos.
2.- Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal, que sancionaban el delito de disolución social, que fue el instrumento jurídico para la represión del gobierno contra los estudiantes.
3.- Disolución del cuerpo de granaderos del Distrito Federal.
4.- Destitución de jefes policiacos.
5.- Indemnización a los familiares de los muertos y los heridos desde el inicio del conflicto.
6.- Deslinde de responsabilidades de los funcionarios involucrados en los hechos sangrientos.